23. Recuerdos.

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Irune

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Irune

Cuando acabé de hablar con él a través de correos electrónicos, intenté seguir trabajando hasta la hora de comer que quedé con Nico en el restaurante moderno de la esquina. Ahora mismo estoy entrando por la puerta de este. Parece muy caro. Las paredes son negras y blancas, hay algunos cuadros colgados en ellas, hay plantas en algunas esquinas del establecimiento, el cual está considerablemente lleno; las mesas son de madera igual que la sillas, que tienen cojines de diferentes colores. Cuando acabo de hacer un repaso exhaustivo a todo el local, me fijo que, en las mesas del final, está Nico hablando por teléfono y que aún no se ha percatado de mi presencia, así que me acerco a él, le saludo con la mano para que sepa que estoy aquí y me siento en la silla de enfrente suyo hasta que acaba de hablar.

—Ya está... —dice nada más acabar—. Son unos pesados, me tienen harto. Son unos incompetentes que no hacen nada y que se pasan el rato jugando al Candy Crush en el móvil o viendo videos de YouTube en el ordenador.

—¿Al Candy Crush en el trabajo?¿Vídeos de YouTube durante la jornada laboral?

—Ajá, la musiquita del jueguecito se oye desde mi despacho y de los videos de YouTube ya ni hablemos... El otro día, le hablaba a un hombre sobre cifras pero a él se le desviaba la mirada hacia la pantalla del ordenador de su compañero que estaba viendo un tutorial de como pelar un Mango correctamente. Vergonzoso, de verdad.

—JAJAJAJA. ¿Y no le has preguntado si le funcionó el tutorial?

—Ja, ja. No. Nunca hacen nada a no ser que se lo ordenes y cuando lo haces, la mayoría de las veces te llaman cuando estás comiendo o en algún descanso para decirte que se lo vuelvas a repetir porque donde se lo habían apuntado, o se le ha borrado o lo han tirado a la basura por error. Son unos incompetentes.

Por si no lo había contado antes, Nico es contable en una empresa de una ciudad que queda cerca de Vallecas.

—Bueno, bueno... dejemos el trabajo a un lado. Cuéntame...¿Cómo está Dana?¿Sigue con la actuación?

Justo en el momento que va a responder, viene el camarero para tomar nota de nuestro pedido. Cuando pedimos todo, el hombre se va y al momento viene otro que nos trae la bebida.

—Dana... está igual que siempre, ya sabes, se enrolla con el primero que se le pone a tiro y luego si te veo, no te conozco. Creo que se ha liado con medio Vallecas. Y si, aun sigue con la actuación, ha hecho alguna obra en el teatro y se presenta a muchos castings y audiciones..., pero nada. Eso no le da mucho dinero así que trabaja en una pequeña y modesta tienda de ropa.

—Eso está bien.

—Si.

—Y oye, ¿tiene pensado venir a vernos algún día?

—Si, dentro de poco vendrá, ya sabes, por lo de la carta y eso.

Nos traen la comida rápido y empezamos a comer mientras perseguimos nuestra conversación.

Ratoncita de BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora