Irune
Al final me decanté por ir con él al "sitio especial". Me picaba la curiosidad y si me negaba y subía a casa, mi madre no me dejaría entrar por no haberle dado la oportunidad a Aiden de decir lo que tuviera que decir. Estaba nerviosa, mucho, sobre todo por la manera en la que me miraba. Sentía cómo su mirada me atravesaba la piel. Después, cuando le dije que aceptaba ir con él y me cogió de la mano (aunque intenté aparentar normalidad e indiferencia), me dio un vuelco el estómago. Cuando me tendió el casco y me subí, creí más conveniente sujetarme a la parte trasera de la moto porque, al fin y al cabo, seguía cabreada con él.
Durante el trayecto estuvimos los dos en silencio, pero no era uno tenso sino cómodo. Yo seguía dándole vueltas y más vueltas a lo del "sitio especial". ¿Qué sería ese sitio?¿Un campo?¿Una librería?¿No sería más fácil decirme lo que quiera decirme a la cara y ya? Sinceramente, sería más cómodo y me ahorraría quebraderos de cabeza. Cuando aparcó delante de un museo me quedé confundida, ¿De verdad?¿Un museo es el "sitio especial"? «¿Quién entiende a las mujeres?», suele decirse casi siempre. Pero la verdadera pregunta es: «¿Quién entiende a los hombres?». ¡¿Un museo?! No me lo podía creer.
—¿El sitio especial es un museo? —pregunté sin poder callármelo.
—Sip.
—¿Va en serio?
—Muy en serio —afirmó, cogiéndome de la mano otra vez y tiró de mí hacia dentro del museo.
Cuando atravesamos las puertas, nos dirigimos al mostrador donde había una chica, la cual se lo comía con los ojos, y él, pasando olímpicamente de las miraditas que le echaba la otra, le entregó las entradas. La mujer nos indicó la puerta en la que teníamos que entrar y nosotros nos condujimos hasta allí. Entramos a una sala iluminada con luces rosas en la que había todo tipo de teléfonos.
—¿Qué hacemos aquí? —volví a preguntar, confundida.
—Quiero disculparme pero de una manera distinta y hacerlo de esta manera me pareció... original. Es una exposición interactiva, se llama Intersecciones —dijo y sonrió de lado.
Aix...¿Seguiré teniendo puestas mis braguitas o se habrán derretido?
—¿De qué va esto?
—La vi con Sergio el año pasado. Es de una artista húngara. Explica las consecuencias de una sociedad que vive conectada las veinticuatro horas del día.
—¿Y tú cómo lo ves?
—Me gusta ver la diferencia entre lo que se ve y lo que se quiere decir o escuchar realmente.
—¿Y hay que hacer algo?
—Tú solo tienes que escoger el tuyo y descolgar.
—¿Y luego?
—Y luego solo déjate llevar.
Yo asentí y empecé a caminar por la sala hasta que me acerqué a uno de los muebles de luz que encima tenía un teléfono con forma de beso. Por el rabillo del ojo vi que el hacía lo mismo y se dirigía hacia un teléfono vintage negro situado en la otra punta de la sala. Yo no sabia que tenia que hacer, así que solo me dedicaba a observarle. Aiden comenzó a marcar números en su teléfono y luego se llevó el auricular a la oreja.
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Ratoncita de Biblioteca
RomanceIrune Ortiz es una chica fuerte, responsable y decidida. Aiden Moore es engreído, muy inteligente, aprovechado, cabezota y mujeriego. *** Ella nunca se ha enamorado. Él no quiere volver a enamorarse. Ella pasa de él. Pero él no de ella. Una noche, e...