EXTRA II

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Doble un par de ropa mas para mi pequeño. Estaba a punto de cumplir los nueve meses y en cualquier momento la llegada de mi hijo se haría realidad. Lo admito moría de los nervios, aunque también ya deseaba tenerlo en mis brazos. En resumen las cosas han salido a la perfección, pero Randall no piensa de la misma forma. Esto es porque no he tenido ninguna complicación o algún síntoma como vomito, mareo, etc. Solo antojos y ganas de hacer pipí todo el día. Los doctores ya le han dicho que es normal que muchas mujeres no tengan complicaciones en el embarazo, pero el no lo entiende.

Yo me sentía tranquila, gracias a los chequeos sabia que mi bebé estaba completamente sano y no tenia nada que temer. Como su llegada se acercaba no dudamos en comprar un montón de ropita para él, Randall se emociono como no se lo imaginan y cada vez que llegaba de la universidad traía un juguete nuevo, una ropa nueva o alguna cosa necesaria. Por lo mientras yo no he ido a la escuela, exactamente hace dos meses que no he ido por lo mismo de que mi embarazo esta por finalizar. La escuela me ha ayudado mucho y eso se los agradezco.

– Au – toqué mi panza, volvió a patearme – eres todo un travieso. – sonreí, pero esa sonrisa se me borro al instante cuando sentí un poco de agua recorrer por mis piernas, como si me hubiera echo pipí. Abrí la boca de sorpresa y me sostuve de la cama, porque sabía que los dolores venían, pero no paso nada. – ¿Qué carajos? – expresé mientras respiraba profundo.– Okay pequeño, ya sabemos que es el momento, todo estará bien. – con mucho cuidado camine para bajar las escaleras. Mis amigos estaban en el jardín disfrutando un poco del bello clima, pero ahora llegué yo para destruir esa paz. – ¿Randall? – me asomé por el barandal – ¿Amor? – grité un poco, pero al parecer nadie me escuchaba. Tuve que bajar con cuidado, las voces de mis amigos se escuchaban lejos, sostuve mi panza no quería que nada le pasará. Salí al jardín, miré a todos, se divertían en la alberca y jugaban animadamente. Carajo ¿Ahora que haría? – ¡Randall! – grité llamando la atención de todos.

– ¡¿Qué pasa cariño?! – gritó de la misma manera y bajaron el volumen de la música.

– Se me rompió la fuente. – contesté. No recibí respuestas, de ninguno, me quedé confundida, al parecer no me escucharon – ¡Se me rompió la fuente! – lo dije más alto y ahí fue cuando el caos empezó. Salieron de prisa de la alberca mientras corrían hacia mí botando todo lo que les estorbará o lo que tuvieran en la mano.

– Tranquila cariño, todo estará bien ¿Ok? – Randall me condujo hasta la entrada. Ni siquiera podía parpadear.

– No hay tiempo para cambiarnos – expresó Debby.

– Yo me quedo aquí con Wendy y Joanie – dijo León.

– Pero yo quiero ir – exclamó Wendy y en sus brazos traía a su hija.

– No hay tiempo de discusiones cariño, tú te quedaras aquí con León y cualquier cosa te avisamos. – hablo Dallas.

– Respira profundo Chels – agrego Brent, fruncí el ceño. Mientras tanto Randall había desaparecido, pero suponía que iría por la maleta de emergencia con mi ropa y la de nuestro pequeño.

– ¡Tenemos que irnos muévanse! – gritó Jennie, ahí fue cuando no pude más.

– ¡Silencio! – grité. Todos se quedaron callados, Randall bajo y se quedo en la misma posición que todos, quietos como estatuas. – Joder, ¿Quieren calmarse por un momento? Estoy bien – reí. – La que va a parir soy yo y ustedes entraron en pánico.

– ¿No te duele nada?

– ¿No tienes contracciones?

– ¿Nada de nada? – me invadieron de preguntas.

VUELVE A MI: Siempre regresaré a ti. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora