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–           Cualquier cosa te llamo – informo – por favor, no te alteres, esto no esta confirmado ¿Ok? Solo hay que estar alertas por cualquier cosa, cuídate Chels.

–           Lo haré, tu igual, no te metas en problemas – limpié mis lagrimas para luego colgar.

Lancé mi celular a la cama. No dude ni un segundo en ir al baño para llorar y sacar toda mi frustración. Me importaba una mierda si mis amigas me escuchaban, lo único que quería era sacar todo este dolor, hasta mi temor, mi tristeza y mi enojo.

¿Por qué esto me pasaba a mí? ¿Por qué no me dejaba en paz? ¿A caso toda mi vida el me perseguirá?

Los toques en la puerta se hicieron presentes, tape mis oídos pues parecía que el sonido de los golpes aumentaba haciendo que doliera. Un zumbido se hizo presente, tanto que las voces de mis amigas se escuchaban lejanas. A mi mente solo llegaban estos malos momentos que pase en el internado y sobre todo en aquello que Harold me dijo, porque era una pesadilla, una a la cual quería que no fuera real, que solo se quedará en eso, en un mal sueño. Algo desorientada me levanté del suelo, miré al espejo, no era agradable verme llorando, pero sentía que lo necesitaba, el ver mi parte débil.

–          ¿Por qué? – murmure dolida –¡¿Por que?! – di un puñetazo hacia este, no sentí dolor o los cortes que provoco y eso me alegraba, no sentir nada.

Esto era una mierda, mi vida era una mierda y ahora la de Randall también lo seria, porque el desgraciado que nos hizo tanto daño, puede que siga vivo y causando mas problemas. Recargue mi espalda en la pared, bajé lentamente hasta poder sentarme. Mis lagrimas no paraban, necesitaba a mi Randall, quería que me abrazara fuertemente y que me dijera que todo estaba bien, pero no quería decirle nada. Sentía que, si le decía acerca de esto, toda la magia se iría. El volvería con más inseguridades, mas preocupaciones y no quiero eso, pero a la vez si no le digo, el dejará de confiar en mi y tal vez de una u otra forma todo terminaría.

Me sentía una mierda, pero una mierda que lo único que quería era dormir y no despertar nunca más.

.

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(Raquel)

–           ¡Chelsea! ¿Qué sucede? – era la milésima vez que Wendy le gritaba a nuestra amiga, nos asustamos en cuanto escuchamos unos terribles llantos, como si alguien la estuviera torturando. – ¡Vamos a tirar la puta puerta!

–           Tenemos que llamarle a mi hermano – comenté con desesperación – No se que es lo que le pasa y no querrá abrir la puerta.

–           ¿Qué pasaría? ¿Qué le diría su mamá para que se pusiera de esta forma? – preguntó preocupaba.

–           No lo sé – suspiré – pero no fue nada bueno.

–           Ay ¿En serio? – me miro mal.

–           Ya, perdón, llamaré a Randall– fui hasta la sala para tomar mi celular, me temblaban las manos, así que con dificultad presioné el nombre de mi hermano.

–           Ya...– lo escuché reír – ¿Bueno?

–           Hermanito, lo siento por arruinar su tarde de chicos – rasque mi cabeza.

–           ¿Por qué lo dices? Solo me estas llamando.

–           Necesitas regresar al departamento, por favor es muy urgente – traté de no sonar Yam angustiada, pero creo que falle.

VUELVE A MI: Siempre regresaré a ti. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora