XXI

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— ¿Y qué pasó con la llamativa ____? — la voz de Mateo retumbó en mis oídos.

— Su despertador no sonó y se me quedó en casa — dije sin prestarle mucha atención.

— De todos modos siempre te ves hermosa — volteé a verle, ¿qué no tenía novia?

— ¿Nos vamos? — la voz de Tomás evitó que yo le contestara algo.

— Claro— conteste fingiendo entender.

Caminamos hasta el estacionamiento después de que Tomás y Mateo se cansaran de repudiarse con la mirada. Lo que indicaba que mi plan iba a la perfección.

— Gracias — reí — me salvaste.

— ¿Te salvé? — entrecerro sus ojos — si tan solo unas semanas eran la "pareja perfecta" — hizo una aguda voz que me hizo soltar una carcajada.

— Era pura fachada — dije entre risas — él de un día a otro me dejo por Nicole — mentiría si dijera que no me dolía — pero bueno... — arrastre mis palabras y me di la media vuelta — nos vemos luego — di apenas dos pasos cuando escuché nuevamente su voz.

— ¡Hey! Dijiste que hoy terminaríamos el trabajo de física — volteé nuevamente para poder verle.

— ¿Cuándo? — la verdad no recordaba cuando había dicho algo así.

— Hoy — dio unos cuantos pasos hacia mi — en la mañana, en el jardín — eso era lo que no había entendido, es comprensible estaba en shock — Por favor ____, no hagas arrepentirme de lo que te dije.

— No — alargue — tu eres el culpable, pasas prácticamente de gritarme "te odio" en la cara a "me agradas" — imite su voz — ¡estaba impactada!

— No te dije "me agradas"  dije que comenzaba a agradarme — aclaró — todavía no cantes victoria — dijo en un tono burlón.

— Mira Tomás — amenace — no te pases de listo.

— Ya ya ya — repitió — ¿si lo terminaremos hoy? — volvió al tema principal.

— Esta bien — accedí — pero tendrá que ser en mi casa — hice una mueca de desagrado.

— ¿Sigues molesta? O ¿Porqué no quieres que sea en mi casa? — dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.

— No, no es eso — nada sería mejor que pasar más tiempo fuera de casa — pero mi madre está en esos días del año en que finge preocuparse por mi.

— ¿Finge?

— Así es — afirme — en fin... ¿Entonces en mi casa?

— Te sigo — dijo sacando sus llaves para caminar hacia la motocicleta.

Entramos a mi casa, parecía vacía. Más bien estaba vacía, seguramente mi madre estaba en la oficina. Me dejé caer en uno de los sillones de la sala y él se sentó a mi lado.

— Linda casa — dijo recorriendo todo el lugar con la mirada.

— Gracias — sonreí.

Comenzamos con la guía, era poco lo que faltaba. Así que terminaba el encadenamiento de Tomás conmigo, cosa que no era muy buena, pero después de todo habíamos avanzado mucho. Ivo perdería la apuesta... si es que aún la recuerda.

— Casi toda la semana estuviste en mi casa ¿Tus padres no te dicen nada? — preguntó entre risas.

— Seguramente mi padre si me regañaría — sonreí con melancolía — pero mi mamá no — subí los pies al sillón — ni siquiera se da cuenta si estoy aquí o no.

Me, Myself & I (C. R. O) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora