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El juego estaba a la mitad y nuestro equipo estaba siendo literalmente masacrado. Era el peor partido de todo el campeonato, los jugadores estaban desconcentrados, no lograban hacer más de dos pases.

— Te dije que perderían sin mí — dijo confiado sin despegar la vista del juego — parecen niños en un juego de adultos, les falta un líder con poder y no uno de adorno — señaló a Mateo que se encontraba parado mirando hacia el suelo — en definitiva... falto yo.

— Engreído — dije tosiendo para disimular lo que había dicho.

Comenzaba a refrescar me estaba congelando, el suéter que llevaba no me cubría del aire frío, quería irme a casa. Había sido un porquería de noche, hoy había sido "puesta en mi lugar" por Melissa y rechazada nuevamente por el bipolar de Tomás, quien primero me dice que le encanto y luego me ignora.

Subí mis piernas a las gradas y me acomodé abrazando mis rodillas, ocultando la mitad de mi rostro en estas para evitar que el aire frío me diera directamente. Me encogí de hombros asustada al sentir algo en mis hombros, era la chaqueta de cuero de Tomás.

— ¿Te quieres ir? — preguntó y negué con la cabeza cubriendome bien con la chaqueta que no me calentaba en lo absoluto, él quería ver el partido y ers divertido ver la cara de frustración d ellos jugadores. En especial la de mi ex novio.

— Ven acá... — me envolvió en sus brazos, cosa que agradecí infinitamente. Vaya su calor me quitaba el frío.

— No te ignore — suspiro pesadamente — y tampoco te rechace — dijo viéndome fijamente a los ojos — solo... me soprendiste y no supe la manera de contestarte correctamente — corrió un mechón de cabello que estaba en mi rostro — es difícil esto — mordió un poco su labio inferior.

— No es difícil Tomás, para mí no es difícil decirte te quiero Tomás — cerré los ojos ¡maldición! ¡yo no dije eso! ¡yo no pude haber dicho eso! — y eso se responde aún más fácil — abrí los ojos — yo no o yo también. Elige una opción Tomás — lo mire esperando una respuesta pero una vez más no hubo, como siempre. Que no podía decirme yo no y así acabamos con ¡todo esto! Quite sus brazos de mi encima y después la chaqueta para dejarla sobre las gradas.

— ____ — volteé a verlo, solo me miró apenado y una vez más el silencio se apoderó de él.
Mierda apenas y veía, mi mirada se había cristalizado, no... no iba a llorar por eso, no iba a llorar por él. Yo sintiéndome la peor persona del mundo y él también estaba jugando conmigo. Al fi al todo el mundo juega.

Baje corriendo las escaleras y luego por el largo pasillo hacia la salida, pero choque con alguien tan fuertemente que caí al piso.

— ¡Hey! ¿Estás loca? — preguntó Ivo riendo.

— Algo... — sonreí forzadamente — Ivo, perdí. Me retiro de la apuesta — levanté mi mirada.

— ¿Qué ha pasado? ¿Te lastimaste? ¿Qué te ha echo? — Preguntó alarmado y enojado al ver una lágrima correr por mi mejilla.

— Nada Ivo, no ha pasado nada... no me lastimé ni nada, solo él no sé merece que juegue así con él... me iré a casa — dije rápidamente y besé su mejilla antes de salir corriendo nuevamente.

Llegué a casa, aún no había llegado mi madre, seguramente otra de sus "cenas importantes".

Me quité los zapatos y los puse en el primer escalón para ir a la cocina, tomé u  vaso y lo puse en la barra para sacar el jugo del refrigerador y servirme en el, ya servido agarré el vaso y regresé a las escaleras para tomar los zapatos y ahor si subir a mi habitación, pero el sonido del timbre me lo impidió, volteé hacia la puerta y una vez más sonó, dejé ambas cosas en las escaleras y caminé hacia la puerta.

— ¿Qué quieres? — pregunté abriéndole. Si no hablaba ahora mismo le cerraría la puerta en sus narices y subiría a mi habitación. Levantó la mirada y la conectó con la mía, pero lejos de emitir palabra alguna me tomó del brazo, me atrajo hacia él y con un veloz giro me acorraló contra la pared.

— Me encantas, me vuelves loco, me mata de celos que todos volteen a verte cuando llegas a algún lugar, odio que el estúpido de Mateo se te acerque, me gusta tu carácter, excepto el de ____ engreída que sé que no es tu verdadera forma de ser, aunque no lo creas... me gustan tus vestidos — inhaló profundamente ya que hablar tanto y tan rápido lo había despojado de todo el oxígeno en sus pulmones — te quiero ____...

No lo dejé pronunciar una palabra más, ni siquiera lo dejé respirar cuando ya estaba colgada de su cuello besándolo.

— Cu...cuando quieras te puedo prestar mis vestidos — dije riendo entre besos ya que había dicho que le gustaban — creo que te quedarán algo cortos y ajustados — regresé a sus labios.

— Los prefiero en ti.

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Creo que se merecen varias actualizaciones por mi larga ausencia.

Me, Myself & I (C. R. O) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora