XXXII

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POV. Tomás

Me quité la chaqueta y la sacudí tratando de que la mayor cantidad de agua escurriera fuera de la casa y no dejar el charco dentro.

– Lo siento – le dije a Erick cuando lo vi al entrar.

– Si, como sea – dijo con fastidio, se puso su chamarra y caminó hacia la puerta – sabes que... – dijo volteando hacia mi – subiré mi tarifa – se señaló – soy un numero muy bueno y trabajo horas extras.

– Hablaremos de eso – le dije riendo y este salió cerrando la puerta con cuidado. Seguramente los niños ya estaban dormidos.

Subí a mi habitación tratando de hacer el menor ruido posible. Cambie mis pantalones empapados por una bermuda que me roja que me llegaba a la rodilla, tal y como los de los basquetbolistas como decía Giuliana y una musculosa blanca.

Tomé mi ropa que no dejaba de escurrir agua y nuevamente bajé las escaleras para dejarla en la lavandería.

Iba de regreso por las escaleras cuando cuando sonó el timbre, joder no me vendría nada mal un elevador, pensé ya que una vez más tenía que bajarlas. Tal vez Erick se había olvidado de algo.

Abrí la puerta y no fue precisamente Erick quien estaba parado frente a mí.

Sus ojos estaban rojos, su delineador corrido por el agua o con más exactitud sus lágrimas. A pesar de estar completamente mojada podía distinguir sus lágrimas cayendo por sus mejillas.

– ¡____! ¿Qué pasó? – pregunté totalmente aterrado, hace menos de treinta minutos la había dejado en su casa perfectamente bien.

– Perdón Tomás, perdón – se disculpaba entrecortadamente mientras se ataba a mi cuerpo, sin que me importara mojarme de nuevo y volver a subir, bajar y de nuevo subir las escaleras la envolví en mis brazos.

– ¿Por qué te disculpas? ¿Qué sucedió? ¿Qué pasa? – hablaba con desespero ante su alarmante llanto.

– Perdón, no tenía a donde ir y no quería estar sola y y y – tartamudeaba sin cesar un poco por el llanto – ...no quería estar sola.

– Tranquila – le dije sonando su espalda – ¿quieres contarme que ha pasado? – pregunté lo más suave que pude no quería abrumarla.

– He peleado con mi madre de nuevo – su voz se amortiguó al estar pegada a mi cuerpo. 

– No llores, ya sé arreglaran – dije tratando de consolarla.

– No – tomo todo el oxígeno posible – yo no volveré.

– Preciosa, todos tienen problemas con sus padres – deshizo el abrazo.

– Solo vine a pedirte si me dejas quedarme solamente por hoy contigo – limpio con brusquedad sus lágrimas, tanto que un color rojizo se apodera de la zona debajo de sus ojos – ya yo buscaré un hotel mañana y después un departamento o que sé yo.

– Estás loca si crees que te dejaré ir de aquí si no es a tu casa – le dije abrazandola de nuevo. Era alarmante verla así, tan indefensa, tan vulnerable.

– Tomás de verdad solo será por hoy – dijo con la voz echa un hilo.

– Está bien – no quería molestarla, pero si no es para regresar a su casa que ni se le ocurra irse.

– Gracias – diji abrazandome con fuerza – iré por algo de ropa al auto – aún con voz nasal me soltó y se dió la media vuelta.

– No – dije deteniendola – sube, si quieres date una ducha  y yo voy por tu ropa – asintió con la cabeza.

Me, Myself & I (C. R. O) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora