XXVII

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Ahora estábamos los ocho en las bancas esperando el que el director nos atendiera.

- ¿Ahora qué pasó? - preguntó el director dando un gran suspiro dirigiéndose a Tomás. Pero todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, Tomás empezó a discutir con Mateo una vez más, ambos se pusieron de pie dispuestos en convertir la oficina del director en un cuadrilátero de peleas. Nuevamente todos intervinieron ya que ni el mismísimo director lograba detenerlos.

- ¡Basta! -grito que todos se sorprendieran incluyéndome - ¡El próximo que diga una palabra antisonante se irá suspendido y vendrá a detención dos meses! - todos guardaron silencio y volteo a verme sorprendido.

- No me explico qué hace usted ligando con estos dos incivilizados - dijo negando con la cabeza.

- Ella no está "ligando" con nadie - me defendió Tomás - lo que pasa es que esté... - pensó antes de hablar.

- ¿Este qué? Haber ¿qué? - se puso de pie una vez más para retándolo - ¿no que muy malo? Anda dilo y así te largas - comenzó a tronar los dedos una vez más Tomás se le abalanzó. La mía de Tomás encontró con la mía y el puño derecho de Mateo se estrelló contra su mandíbula. Cerré los ojos y me volteé, estaba molesta. ¿Qué no podía ignorarlo para acabar con el problema ya?

- ¡Basta ya! - grito nuevamente - ¿qué les pasa? ¡si no se controlan ambos se iran expulsados! ¡no permitiré estas riñas en mi campus! - estaba rojo del enojo - ¡ustedes fuera! - todos salieron. Tomás se puso de pie, dejando tirado a Mateo y se sentó de nuevo a mi lado, el rabioso director volteo a vernos. Un poco más y estaría segura de que le saldría humo por los oídos y fuego por la boca.

- Por lo que sé ustedes son los protagonistas - suspiro acomodando su saco y se sentó en su silla giratoria - tienen cinco minutos para explicar lo sucedido o se iran los tres suspendidos por un mes.

- Este tiene la culpa - dijeron ambos al unísono.

- ¡Ya! - les grité - ambos se callan ahora - les ordené y ambos lograron callarse en seco.

- Mateo fue a sacarnos de clase junto a Nicole sólo para decirnos que había partido el miércoles, Tomás le reclamó por sacarnos de clase sólo para decirnos eso, pudiendo esperar hasta la hora de receso. Mateo se entrometio en cosas que no debía, Tomás se molestó y yo le llamé a Tomás pero Mateo me ofendió y Tomás me defendió, eso es todo - explique rápidamente.

- Tomaré la explicación de _____ Lougthy como la única y verdadera - saco un legajo de una de sus cajones del escritorio - es una tontería - remarcó - que hagan un lío como este sin importancia - negó presionando su pluma que anteriormente estaba en su bolsillo de su saco - pueden irse a sus clases ya - me puse de pie y salí de la oficina.

Había ido a la pelea más estúpida que podía existir, esto más bien Parecía un pretexto de Tomás para poder golpear a Mateo.

- ¿Puedo pasar? - pregunté golpeando la puerta y todas las miradas se posaron en mi, como de costumbre.

- ¿Dónde estaba? - pregunto la maestra de matemáticas.

- En la dirección - explique y me dejo pasar. Todos intercambiaban miradas cómplices y se secreteaban.

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- Hola - levanté mi mirada y era Tomás quien sea sentada frente a mí.

- Hola - conteste seria mientras hacía dibujos invisibles en la mesa de la cafetería - ¿Cómo te ha ido con el director? - pregunté entrelazando mis manos y poniendo mi cabeza sobre estas.

- Suspendido una semana - sonrío como si no le hubiera importado en lo más mínimo.

- Eres un tonto Tomás - le dije golpeando su brazo.

Me, Myself & I (C. R. O) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora