XXXVIII

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Un leve cosquilleo en mi pierna atormentaba mi sueño. Entre abrí mis ojos y me encontré a Tomás quien con la yema de sus dedos producía esas cosquillas.

–Perdón –sonrió –no quería despertarte– sonreí al igual y acaricie su mejilla.
Escuche el golpe de su tenis caer al piso y acto seguido se acomodó a mi lado. Aún algo adormilada me amarre a su cuerpo.

Corría mi cabello a un lado, dejando mi rostro y cuello descubierto, esparcía húmedos besos por mi mejilla hasta mi cuello. Su cálida respiración chocando con mi piel era fascinante.

–Ya, te dejo dormir, preciosa– ¿dormir? ¡Claro, ya que despertaste mis hormonas ahora si me dejarás dormir! Estaba por ponerse de pie pero no lo dejé, me puse rápidamente de rodillas en la cama y lo tomé por los hombros, escuché su risa.

–¿No estabas dormida? – preguntó divertido.

–Lo estaba – contesté abrazandolo por la espalda ocultando mi rostro en su cuello – tu has tenido la culpa, me has despertado con tus provocaciones– mordí suavemente su cuello y ladeo su cabeza dándome mejor acceso a su sensible zona.

Mordía, mis dientes e incluso mi lengua degustaba sus pequeños lunares y tatuajes esparcidos por su cuello estratégicamente. Quería hirarse hacia mi pero yo se lo impedía mordiendo el lóbulo de su oreja, hasta que finalmente logró ponerse de pie.

De una se sacó la camiseta dejando al descubierto su torso tallado por los mismísimos Dioses. Su mirada desbordante de deseo solo aumentaba el mío de sobremanera. Subió a la cama y se acomodó sobre mí, pasé mis manos sobre sus hombros hasta su espalda, recorriendo su tersa piel.

Mientras que nos fundíamos en un apasionado beso, una de sus manos se posicionó en mi espalda por debajo de mi remera jugando con la parte trasera de mi sostén y la otra masajeando mi pierna, mientras frotaba su duro miembro sobre mi vientre, elevando mi estado de éxtasis.

Su lengua se introdujo en mi cavidad bucal buscando con desesperación la mía, el cual no tardó mucho en encontrar ya que en segundos se debatían a muerte ya que ninguno tenía planeado en rendirse.

De un momento a otro mi remera desapareció, quedando en un lugar desconocido de la habitación dejándome solo en sostén.

–Eres preciosa – dijo alejándose de mis labios para sacar por completo mis sostén dejando mi pechos totalmente a su vista, se acercó a estos y empezó a degustar mis pezones que estaban gritando por su atención.

– Tom... Tommie – apenas podía hablar  cuando él fue descendiendo para llegar a mi vientre para jugar con mi ombligo como si lo estuviera penetrando. La exquisita sensación hizo que cerrara los ojos para concentrarme en todas las terminales nerviosas que tenía en mi cuerpo y aumentar así su efecto. Con Tomás aprendí que mi cuerpo tiene muchas zonas erógenas que nunca en mi vida había conocido y que nadie había probado hasta ese momento.

–Preciosa, abre tus ojitos – dijo para que le preste atención y vea el instante en el que me quito el short junto con las bragas – te pusiste roja, mi vida... y te pondrás aún más.

La excitación y el placer se respiraban en la habitación, mis jadeos y mis gemidos iban en aumento solo con sus caricias y besos. No había centímetro cuadrado de mi cuerpo que sus manos no hubieran recorrido al igual que sus labios.

–Tom... Tommie.. te... te – no podía hablar apropiadamente porque se encontraba entre mis piernas con su cabeza a la altura de mi intimidad probándola con si de un dulce se tratara.

–¿Qué sucede, cariño? ¿No puedes hablar? – preguntó como si no supiera todo lo que me causaba.

Como pude me abalance sobre él y logré deshacerme de su pantalón.

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2021 ⏰

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