La historia transcurre cuando Mateo, el novio de la grandiosa ____ Loughty decide terminarla. Ivo su mejor amigo empieza "ayudarla"... luego decide hacer una apuesta pero lo que no sabe, es que el destino esta a punto de hacerle una mala jugada.
¡Es...
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Pero lo aprovecharé mientras dure-.
Desperté a duras penas me puse de pie para dirigirme al baño y abrir la regadera.
En cuestión de segundos el agua tomo la temperatura perfecta. Deje caer mi ropa en el piso y entre para que junto el agua y el jabón se llevarán cualquier rastro de sudor.
Salí después de unos minutos y envolvi mi cuerpo en una toalla blanca.
Tomándome mi tiempo, elegí mi outfit. Hoy más que nunca tenía que ir arreglada. Mateo y yo habíamos terminado, así que no podía haber algún rastro de debilidad. Al contrario, debería de mostrar que todo seguía siendo más que perfecto.
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Deje mi cabello suelto, permitiendo que ligeras curvas se formaran en él. Puse ligeramente maquillaje, delineé mis ojos con lápiz negro y solo un poco de brillo labial sobre mis delgados pero bien definidos labios no sin antes colocar rimel en mis pestañas.
Tome mi mochila, la cuál traía unos libros pues los demás estaban en mí casillero.
Baje las escaleras. Mi madre estaba en la sala. La mesa centro como siempre llena de sus papeles, su laptop, su y sus tres teléfonos celulares. Sin duda alguna una mujer ocupada.
-Me voy... - le avisé antes de salir.
- Que te vaya bien - me contestó.
Hace dos meses que no conducía. Mateo siempre iba por mí y me llevaba a la escuela, saliendo nos regresábamos juntos y cualquier cosa que necesitaba Mateo lo hacía.
Llegué al campus y estacione mi auto. Me gustaba llegar algo tarde. Y así lograr capturar la atención de todos y todas. Obviamente no era algo difícil de lograr.
Bajé y todas las miradas se posaron en mí. Las de las mujeres eran despectivas al contrario de los hombres que solo indicaban deseo. Hasta de los que se proclamaban "Rey de los machos". Si supieran todas las ofertas que tengo de ellos. -me rio internamente-.
Solo que esta vez todos murmuraban cosas entre ellos. Seguro sería la ausencia de Mateo a mi lado. Abrazandome de la cintura y cargando mi mochila.
