capítulo 23: Rosalind

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Seguí a la pelirroja hasta el ala este, me quedé fuera, esperando a que volviera a salir, pero cuando lo hizo, no iba sola. Beatrix la acompañaba.

Me metí entre las sombras, en la seguridad de la noche, averiguar lo que estaban haciendo era la mejor idea. Bloom ya sabía que estaba viva, y que había vuelto a Alfea, pero de seguro no iba a contárselo a nadie.

Me sorprendí cuando Bloom y Beatrix se reunieron con Terra y Musa en mitad de la hierba. Aunque había algo raro: 4 personas, 5 pares de huellas.

Las chicas entraron en Alfea, subieron escaleras hasta llegar al despacho de Dowling, después de que ellas cerrarán la puerta me quedé fuera escuchando. Si entraba, me verían.

Y por mucho que quisiera decirle a mi hermana que estaba bien (físicamente), no podía.

- cuando llegue Dane, le daremos un empujón. - escuché la voz de Beatrix.

- no me gusta utilizarlo para saltar la trampa. - dijo Bloom.

- se apuntará, o no, lo haremos de todos modos

- ¿Y que hay de tí? ¿Te apuntas? - me sobresalté al sentir como las paredes y la puerta temblaban. Fuera de la trampa que fuera, la que querían saltar, habló habló.

- ha sido más satisfactorio que lo de las macetas - esa era ¿Stella? No lo tengo claro, no había hablado con ella lo suficiente como para reconocer su voz, dudo que fuera ella, Stella no había entrado en el despacho, es más, ni siquiera estaba con ellas. - ¿El amor es? Liberar a la mala, cumplir el propósito de Bloom y luego encerrarla - si, definitivamente era Stella. - mis ideas molan.

Esperé unos minutos, pero ya no se oía nada, fruncí el ceño y abrí la puerta con lentitud, evitando así, que crujiera la madera, me relajé al ver que el despacho estaba vacío.

Subí los pocos escalones de madera que separaban la recepción y el despacho oficial. No podía creerme lo que veían mis ojos después de empujar esa puerta con cristalera. No pudo ser mas gratificante. 

Un pasadizo secreto, escondido detrás de la estantería de libros. Al otro lado del arco de piedra estaba Beatrix, casi congelada, con los labios azules del frio, tiritando. Mi cínica sonrisa apareció casi al instante, y aumentó a más no poder al ver como los ojos de la chica no transmitían otra cosa que miedo.

- ¿qué? ¿cómoda? ¿te traigo un té para que pases el rato? - dije tranquilamente arrodillándome enfrente suya. Alcé mi mano y pasé mis dedos delicadamente por su frio cabello - shhh... tranquila... - dije al ver como hacia ademanes por apartarse y alejarse de mi. - será indoloro - posiciones la mano estirada, con la palma de la mano hacia arriba, el humo negro empezó a salir lentamente de mis dedos.

Entonces un ruido. Un crujido. Las bisagras chirriando. Resoplé fastidiada.

- otra vez será - dije con una mueca, volví a incorporarme tranquila y desaparecí de su vista girando la esquina y entrando al largo pasadizo por el que se habían ido las demás. Llegue a ver como Dane cargaba a Beatrix y se la llevaba del despacho.

Caminé a lo largo del túnel hasta encontrar a las tres chicas que esperaban.

- Musa - dije en un susurro. La nombrada se dio la vuelta al instante. Fue reconfortante sentir sus brazos alrededor de mi, mientras sentía como mi chaqueta se humedecía por sus lagrimas.

- t...te sentí... habías m...muerto - tartamudeaba sin separarse del abrazo, yo frotaba mi mano contra su espalda en un intento de reconfortarla.

- creo que así fue - solté con una pequeña sonrisa. - ¿Qué hacéis aquí? - me separé del abrazo, ya estaba durando demasiado.

- Bloom esta dentro, vamos a liberar a Rosalind - dijo Terra.

- ¡¿Qué?! - grité incrédula. Aparté a Stella y a Terra a empujones, ya que se encontraban delante de la puerta, intenté abrirla pero estaba cerrada, me eché dos pasos hacia atrás y le di una fuerte patada a la puerta, haciendo que la cerradura se rompiera.

Tarde. La habitación estaba completamente vacía, solo quedaba, suspendido en el aire, motas de polvo mágico.

Corrí devuelta al exterior.

- vamos - dije para después empezar a correr, las chicas me siguieron por detrás.

La mayor sorpresa para ellas tres fue la desaparición de la moribunda de Beatrix, segundos después de llegar al despacho, Dowilng, Silva y Harvey entraron por la puerta pisando fuerte.

- no tenéis ni idea de lo que acabáis de hacer - dijo Farah. Mi respuesta fue una risa irónica.

- yo también me alegro de verla, directora - dije tranquilamente mientras me dejaba ver, ya que estaba detrás de Stella.

- ¿Cómo sigues viva? - soltó con el ceño fruncido.

- cuidado con lo que dice, directora, cualquiera podría pensar que no le alegra que aún respiré - dije con burla.

Los adultos no nos dejaron conversar un poco más. En un intento de Terra de explicarle lo ocurrido a su padre, éste la interrumpió y nos hizo seguirle fuera del despacho.

- no se moleste en bajar - susurré cuando pasé al lado de Farah.

Seguimos a Harvey hasta la habitación compartida de las chicas. Luego nos hizo sentarnos en los sofás y empezó el discurso.

- insubordinación, allanamiento, poner en peligro la vida de vuestros compañeros, liberar a Rosalind... ¿Tenéis una ligera idea de lo que habéis hecho?... Os diría que estoy decepcionado, pero se queda corto. - hizo un ademán para irse, pero Terra saltó del asiento y le interrumpió.

- ¡Has mentido otra vez!

- ¿Perdona? - dijo dándose la vuelta justo enfrente de la puerta.

- sobre Rosalind, sobre Asterdeal, sobre todo. ¿Y tú estás enfadado conmigo? No puedes castigarme por no saber algo que nunca me dijiste, eso no tiene ningún sentido. - todas nos quedamos spectantes a la respuesta

- os siguieron que os calméis un poco - fue lo único que dijo antes de salir.

Terra y Musa contaron hacia la puerta, la chica dio un golpe cuando notó que estaba cerrada a cal y canto.

- ha sellado la puerta con magia - explicó volviendo al centro de la habitación. - le he pillado una incoherencia y ha utilizado magia para castigarnos.

- porque has ganado - dijo Stella ¿orgullosa?, difícil saberlo.

- está sobrepasado - dijo Aisha caminando a su habitación.

Yo observaba en silencio desde el cómodo sofá.

- ¿A dónde crees que vas? - dijo la rubia. - siempre he sabido que eras una pelota, pero no pensé que fueras una rata - la enfrentó con desprecio.

- pretendía conseguir que se calmara las cosas quitándome del medio, pero si quieres seguir...

- ¿Nos tomamos 30 segundos para aclarar las cosas, porfavor? - dijo mi hermana para interrumpir el enfrentamiento. - a menos dejar que coja mis cascos. - se marchó a su habitación.

- está mal chocarse, cualquier niño de 5 años lo sabe, hasta Terra lo sabe - acuso Stella.

- hey - dijo Terra ofendida -... Quiero decir. Si.

- hay quemados al otro lado de la barrera, Bloom está siendo muy egoísta. - dijo Aisha, ahí tenía razón. - lo último que necesita la señorita Dowling es preocuparse por Rosalind.

No Fue Mi Intención - FATE: la Saga Winx (Sky De Eraklion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora