capítulo 29: no hay perdón

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La reina nos recibió en el portón del castillo. Riven y yo entramos sin quitar nuestro ceño fruncido.

- ¿Que clase de broma es esta? - murmuró Riven al ver como la reina de Solaria y Rosalind mantenían una animada conversación unos pasos por delante de nosotros.

Pero eso no fue lo peor. El chico se quedó totalmente pálido cuando vio a Andreas delante nuestra. No dijo nada, simplemente lo esquivó y se fue. Me quedé sola e incómoda.

Rosalind dejó de hablar con la reina y se giró para mirarme, me hizo una seña para que me acercara y así lo hice, saludé a la reina cómo es debido a pesar de que ya nos conocíamos de antes.

- ha llegado a mis oídos el castigo que han intentado imponerte - me dijo la reina como si intentara convencerme de que realmente quería ayudarme a mi y no a ella.

- soy difícil de matar - contesté en un tono tranquilo para ocultar todo lo que estaba pasando por mi cabeza ahora mismo.

- no solo difícil de matar, sino difícil de controlar, incluso por ella misma - continuó Rosalind hablando con la reina como si fuera un objeto expuesto a través de una vitrina en una subasta.

- yo sí puedo controlarme. Controlo mi poder, Farah me enseñó a hacerlo...

- lo hizo mal - me interrumpió sin sobresaltarse lo más mínimo.

- nosotras te enseñaremos a potenciar tu poder oscuro - dijo la reina orgullosa - te enseñaremos a agrandar tu belleza interior para que nadie sea capaz de ir en tu contra, a cambio, me jurarás lealtad y lucharás por mi nombre allá a dónde te envíe

Estaba claro que eso no era un buen trato, sabía que su manera de enseñar a través de las emociones negativas era incierta y creo que sería mucho más peligroso en un hada de la muerte.

Después de la breve conversación me indicaron una habitación en la que establecerme y prácticamente me guiaron hasta la puerta un par de guardias obligándome a entrar y cerraron la puerta.

Me quedé mirando toda la habitación, era bonita, no lo niego, espaciosa, quizá demasiado, pero no era mía y nunca lo sería.

Suspiré y me senté en la orilla de la cama mirando todo, demasiado silencio. Me volví a levantar y salí por la puerta asegurándome de que nadie me seguía por el pasillo.

Fui directamente a la habitación de Riven, quería saber que tenía planeado hacer, si es que tenía algo.

Entré en la habitación sin llamar... Igual debería haber llamado a la puerta.

- ¡Mierda! - gritó curbiéndose con la toalla casi al instante. Yo cerré los ojos y me di la vuelta pidiendo perdón pero era demasiado tarde como para poder borrar la imagen de mi cabeza. - ¡¿Para qué coño está la puerta, Angel?! ¡¿Por qué no has llamado?!

- ¡Perdón! ¡No pensé que te encontraría desnudo! ¡¿Por qué estás desnudo?!

- ¡Me he duchado!

- ¡Pues muy bien! - lo escuché suspirar pesadamente y yo también me calmé.

- ya puedes girarte

Me giré y lo vi con una pantaloneta puesta a la altura de la cadera. ¿Que si la mirada se me fue a sus perfectos abdominales? Obvio que si, no es algo que pudiera evitar, por dios, soy humana.

No Fue Mi Intención - FATE: la Saga Winx (Sky De Eraklion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora