Harry Payne es un exitoso miembro de la Policía Científica. Logró el puesto deseado, convive con la mujer que ama, y disfruta de los amigos de siempre. Hasta que Virginia Wade regresa a su vida con una noticia inesperada que puede arruinar su matri...
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Capítulo 13- Traicionar por venganza
Luna eligió un atuendo sencillo, informal. Se cambió de ropa quinientas veces, ninguna prenda le convencía; al final eligió lo primero que se midió. Unos jeans negros, con una remera blanca con estampas y botas caña media; era febrero, todavía hacía mucho frío en Londres.
Ni bien subió, pudo percibir olor a nuevo en el Audi de Nick. No sabía bien como comportarse, ni qué decir. Ella, que siempre había sido tan verborrágica en su presencia, ahora estaba en una cita con él y se sentía aquella adolescente que lo tuvo en sus brazos por primera vez. Quería impresionarlo, divertirlo, pero todas las estrategias se congelaron a causa de una inseguridad perturbadora, y los miedos que no la abandonaban. Ahora las cartas estaban sobre la mesa, y ambos admitían sentir interés genuino. O al menos, eso le sucedía a ella. Y esta vez esperaba reciprocidad...otro chasco con Levitt siendo su secretaria era humillante. Pero ahí estaba, jugándose el corazón con la misma persona, sin ningún tipo de garantía. Las piernas le temblaban y tenía las manos transpiradas, apenas escuchó el chasquido del cinturón de seguridad, y estaba aturdida por el silencio, la radio se oía como un zumbido, no alcanzaba a entender que decía la locutora.
Nicholas no estaba mucho mejor, todavía no arrancaba su Audi A5, y ya temía tartamudear. Estaba nervioso como si fuera un niñato a punto de debutar, y no el joven fornido y sensual en el que se había transformado. Resultaba bastante alarmante aquella atmósfera de ansiedad, pero no podía achicarse, no cuando Luna por fin accedió a cenar con él. ¿Qué tenía esa mujer para ponerlo así? Era cierto que cambió mucho, estaba más desarrollada y era más extrovertida. Eso le encantaba...le gustaba que Luna lo desafíe y le lleve la contraria, era graciosa. Estaba ansioso por oírla escuchar la guitarra, como por llevársela a la cama. Eso era preocupante.
Habían transcurrido solo treinta segundos desde que Luna subió al coche, y ambos lo sintieron como horas.
-Hola, ¿no? - habló por fin Nicholas, mirando su delicado perfil.
-Sí, lo siento. Hola...-él acercó su cara y le dio un corto beso en los labios. "Me trata como si fuera la novia, voy a morir de un pico de glucemia", pensó la joven sin poder creerlo.
-¿Estás nerviosa? - inquirió Nicholas, quien internamente se sentía eufórico y aterrado al mismo tiempo, pero lo disimulaba mucho mejor que ella.
-Sí, bastante...¿y tú?
-Ni te imaginas- confesó con desenvoltura.
-No lo parece- él sonrió.
-Te lo juro, estoy muy nervioso...mucho tiempo sin hacer esto.
-¿Hacer qué? - dijo sin entender.
-Salir con una mujer que me guste por quien es...y no solo porque está buena-agradeció la penumbra del coche, se había puesto rojo.
