Once

9K 594 18
                                    

Habían pasado unos días desde que le conté la verdad a la manada. Regresé a ella sin pensarlo, a los chicos les emocionó tenerme cerca de nuevo y las cosas comenzaban a tranquilizarse entre el triángulo Bella, Jacob y yo.

No sabía que sucedía o cómo fue que sucedió, pero Jacob cambió ligeramente conmigo. Era más atento, amable, se disculpó por aquellas metidas de pata y le confesó a Bella que estaba imprimado de mí. Me sentía completa por primera vez en demasiados años y realmente eran muchos.

-       Entonces... - su voz era dulce y acariciaba mi cabello mientras yo me encontraba en su pecho.

-       ¿Entonces...?

-       ¿Ya conocías a mi padre? – me levanté riendo.

-       Jake, esa historia te la hemos contado como 7 veces. – me dedicó un hermosa sonrisa y me jaló a su torso de nuevo.

-       Una vez más no hace daño. – inicié a hacerle círculos en el pecho.

-       Vine hace unos 16 años, creía que posiblemente Ephriam Black seguiría vivo y no me haría mal ver a un viejo amigo. En cambio, apareció tu padre con dos pequeñas y una mujer embarazada.

-       Mi mamá...

-       Si, de no ser por ella, posiblemente Billy me arrancaba la cabeza.

-       Era increíble. – alcé la cabeza para verlo.

No contemplaba que nuestros labios podrían estar demasiado cerca. Quería besarlo, pero no sabía si él lo quería. Me tomó de la nuca con una mano y con la otra apretó ligeramente mi cintura. Se acercó a mí, iba a suceder, finalmente me besaría. Solo que el olor que emitía eran tensión pura y no de la buena, así que me alejé.

-       Ya debo regresar, hoy me toca guardia y quiero comer algo antes.

-       Te llevo. – me levanté de la arena.

-       No, deberías ir con los demás. También tienes guardia, te veo después.

Deposité un beso en su mejilla y salí corriendo a casa, desilusionada.

-       Está empeorando... - la voz de papá resonó en mis oídos desde la entrada y corrí a la habitación. – Tendremos que hacer algo.

-       Uno solo de nuestra especie no causa tanto daño. – explicó Jasper.

-       Pero un ejército sí. – me adentré en el cuarto y las miradas fueron hacía mí. – Son indisciplinados, tercos, llamativos, no tienen control y...

-       Llaman la atención. – terminó Jasper.

-       Son recién nacidos. – afirmó Edward.

-       ¿Qué, nuevos vampiros? – cuestionó la humana.

-       Nuevos, peligrosos... - me acerqué a ella y le susurré al oído. – Hambrientos. – la joven brincó y yo sonreí.

-       ¡Morgan! – me reprimió Carlisle.

-       Los primeros meses después del cambio, estamos más feroces, fuera de control. Locos de sed. – le explicó Jasper.

-       Algo que anticiparás con ansias. – reí gracias al comentario de Emmet.

-       Ya no suena tan divertido, ¿verdad? – solté la carcajada.

- Nadie ha entrenado a estos recién nacidos. - comenzó papá.

-Repito, es un ejército. - me senté apoyando la cabeza en el hombro de Jasper.

-Hazte para allá. - me empujó ligeramente. - Apestas a perro.

-Ahora si vamos a Seattle. - se levantó Emmet, más emocionado que nunca.

Los demás nos quedamos algo tensos, ¿un ejército? ¿Quién quiere crear un ejército? Estamos preparados para lo peor, pero... ¿con qué fin? Los Volturis no podrían estar detrás de esto, había un trato de por medio, algún enemigo sería imposible, los Cullen éramos el aquelarre que siempre vivía en paz. Pero por más que intentara pensar el alguien, mi cabeza no calculaba una posible respuesta.

-¿Un ejército de vampiros? - la voz de Bella me distrajo un segundo.

- Creado para combatir a alguien. - eso es obvio, Jasper.

- Somos el único clan cercano a Seattle. - algo más obvio, Ed.

- Pues no importa la razón, si no los detenemos, los Volturis lo harán. - al fin una voz sensata. - Me sorprende que no lo hayan hecho.

- Quizá ellos estén detrás de esto. - me paré de golpe.

-¡Que no! Edward, hay un trato de por medio y si Aro es lo suficientemente listo, lo respetará. Son conquistadores y desean dones como si fueran rebajas en un outlet, pero respetan los tratos y este lo deben respetar. - todos me miraron serios. - O se las verán conmigo.

Después de esa leve discusión y comer algo, salí de casa lista para tener mi respectiva guardia en la casa Swan. Corrí como nunca y sentía todo el aire mover mi cabello.
Al llegar a mi posición trepé un árbol y esperé a que uno de los lobos llegara, para mi suerte me encontré con Seth y no con Jacob.
El pequeño lobo se recostó y dejó que la noche nos inundará en su calma o los sonidos del aire mover las hojas de los árboles, esto era hermoso.

-Así que, ¿te mandaron a ti? - el pequeño saltó del susto, pero se recostó al verme y bajé del árbol.

-Calma, Seth. - y... lamió toda mi cara. - No, no, Seth. - Mia risas se podrían escuchar hasta China de eso estaba segura.

Cuando logré separar a Seth un poco de mí, lo empujé levemente pero se tropezó con sus patas y calló sentado en la hierba, cosa que nos provocó más risa de la anterior. El pequeño me señaló un arbusto y asentí en seguida. Después de unos minutos, Seth era un humano de nuevo y se sentó a mi lado.

- ¿Cómo es la imprimación, Mo? - vaya, nunca esperé esta pregunta.

- Dolorosa. - suspiré. - Pero hermosa, tiene pros y contras. En mi caso, agradezco que Jake me regresara mi parte humana y sé que los espíritus eligieron a alguien bueno para mí, pero... definitivamente ha dolido el proceso. Y el triángulo con Bella no ayudaba.

- Siento que estoy escuchando a mi hermana.

- Ay, Seth. Cuando te imprimes hablamos, chaparro.

You (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora