Treinta y dos

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- Gracias de verdad por hacer esto. - le dije a Arthur mientras veíamos el río correr. - Creo que... les deberé una grande.
- Esto es lo que hace la familia, Morgan. - dijo Tahue a mis espaldas. - Por cierto, tus hijos son un encanto.
- Serán unos grandes alfas, lo tienen en la sangre.

Sonreí cuando mi padre dijo eso, era la verdad. Billy y Sarah serían grandes alfas. Y Jake y yo nos podíamos permitir no envejecer por un gran tiempo, para estar con mi familia y con ellos. Envejeceríamos llegado el momento, ese era el trato. Toda la familia salía por la puerta, listos para ir a cazar. Los lobos iríamos a la Push para una tarde de juegos y los demás buscarían donde encajar el diente, sería... divertido.

- Bien, ya llamé a Sam. Dice que tienen todo listo, solo faltamos nosotros. - Jake tenía la mirada fija en la carriola doble, pues tenía que acomodar los seguros. Escuché un click y acomodó a Billy que venía en brazos de Rose, mientras que mi mamá acomodaba a Sarah.
Pude ver como Rose no quería desprenderse de él, eso era normal, nunca quería dejarlo.

- Los verás en la noche, Rose, es importante que vayan a cazar.

Los presentes abrimos los ojos como platos. Era la primera vez que Jake le decía Rose a mi hermana y no pude evitar sonreír de la ternura. Ese era un gran paso para ellos, me sentía como una mamá orgullosa. Nos despedimos de todos y caminamos a La Push. Sería una tarde rara, entretenida y la primera de los mellizos con toda la manada. Tahue, que también era parte temporal de la manada, caminaba con nosotros. El camino estuvo lleno de risas y chistes de parte de los tres. Jake y yo morimos de ternura cuando Sarah rio porque su padre tropezó y no pude evitar tomarle una foto rápida. Era una bebé encantadora.

- Escuché que Bella practicará con Kate lo de su escudo raro. - cambió el tema Jake.
- Solo espero que lo logre, es complicado controlar los dones algunas veces. - dije, al mismo tiempo que agitaba uno de los biberones de Billy.

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De la forma más fugaz y extraña, la navidad se acercaba. Lo que significaba que nuestro encuentro con los Volturis era en días. Me tranquilizaba saber que los mellizos estarían con Emily y las demás improntas. Charlie y Sue irían de pesca, pero no podía mencionar nada aún.
De momento, íbamos con Bella en uno de los hermosos carros Cullen. Jake y ella iban al frente, los mellizos, Ness y yo atrás. Me encantaba ver que los tres se llevarán bien y que Ness fuera una excelente prima.

- ¿Puedo cargarlo, tía Mo?
- Claro, hermosa.

Desabroché a Billy de la sillita y se lo pasé con mucho cuidado. El silencio era cómodo, hasta que Sarah comenzó a llorar exigiendo su comida.

- Jake, amor, me pasas el... - no me dejó terminar, el biberón ya estaba en mis manos.
- ¿Es seguro que vayamos? - le preguntó Jake a Bella.
- Si no le llevó a Renesme, él irá a buscarla. - contestó mi cuñada.
- Y no creo que sea buena idea meter a un humano con tantos vampiros. Además, los mellizos estarán con su abuelo postizo y con Sue. Aman a Sue.
- Chu.

Mi gritó llenó de euforia el carro.

- Dijo ¡Chu! - mi esposo solo podía reír a causa de la hermosa mujer que había decidido decirle que si, o sea, yo.
- Veré el lado positivo, Drácula uno y dos son... - Jake hizo unas caras muy raras. - Escalofriantes.

Todas reímos, incluso los bebés. Vladimir y Stefan compartían una rara historia conmigo. Pero eso no evitaba que dieran pavor.
Llegando a la casa Swan, Ness quiso bajar corriendo, pero tenía a Billy en brazos y estaba a nada de tirarlo. Jake se percató de eso y corrió para alcanzar a su bebé, que estuvo a nada de tocar el suelo. Solté el aire que invadía mis pulmones y salí del auto.
Bella se despidió, algo tramaba. Por esa razón nos había sacada de la casa. No tenía ninguna duda.

- Bueno, entren. Terminemos de decorar. - nos pidió Charlie.

Al acercarme a la puerta, los ojos de Charlie cayeron en Sarah y pude ver como me pedía tomarla con la mirada. Se la extendí y entró feliz a su hogar. Sin duda mis hijos eran amados por todos. Mis padres, sobre todo Esme, se volvían locos cuando los escuchaban balbucear. Rose adoraba darles el biberón y poderlos arrullar, sobre todo a Billy, con él que había generado un enorme vínculo. Billy mayor era feliz cuando lo visitábamos y podía mimar a los pequeños, todo el tiempo decía que eran el nuevo orgullo Black. Charlie y Sue se sentían como los tíos-abuelos más adorables.

——————
Mis piernas temblaban, mis manos tenían un raro hormigueo en ellas. Los nervios me carcomían y solo podía pensar en lo afortunada que era de compartir la cena navideña en la casa Swan. Jake y yo habíamos decidido hacer varias maletas y una cuenta para los bebés a nombre de Billy, como su tutor. El día se acercaba y la traición de los Volturi era uno de mis más importantes pensamientos.

- Amor, ya van a abrir los regalos.

Acomodé un trozo de pan en mi boca, para poder seguir cargando a Billy, que cada día estaba más grande. Seth y Leah peleaban en el sillón, con Nessie riéndose. Jake veía cargaba a Sarah y le enseñaba las esferas de Navidad, Sue y Charlie estaban sentados en un sillón individual. Mientras que mi hermano y Bella solo podían observar con nervios al padre de mi cuñada.
Nessie fue la primera en abrir una pequeña caja con una pulsera en ella. La forma de un lobo tallado se hizo presente y vi de reojo a Bella dándole un sobre a Charlie.

- Déjenme decirle. - puse los ojos de cachorro y los demás asintieron - Es un viaje de cinco días en el río Fraser. ¡De pesca!
- Sálen mañana. - completó mi esposo. - Es para ti y Sue.
- ¡Chu! - se escuchó gritar a Sarah. Me acerqué dándole un beso en su cabeza y otro a Jake en los labios.

La cara de Charlie era perpleja, temía que se negara a irse.

- Antes de que te niegues, ya arreglé todo.

Solté una risa, amaba que Sue fuera parte del consejo. Siempre estaba al tanto de todo. Jake me miró y con un movimiento de cabeza nos dirigimos a la cocina. Las mamilas estaban en mi mochila sobre la mesa y era la hora de la cena de los pequeños.

- A veces me cansa esto de ser madre. - suspiré. - Dime, ¿alguna vez nos enseñaron a armar cunas portátiles? ¡No! Nunca nos enseñan eso, amor.

Jake soltó una sonora carcajada, todos voltearon a nuestra dirección y bufé. Edward llegó a nuestra ayuda y tomó a Sarah de los brazos de Jake, que lo primero que hizo fue armar la cuna en tan solo unos segundos.

- Una de las millones de razones por las que me casé contigo. - le planté un enorme beso.

Acomodamos a los niños que ya estaban a solo segundos de quedarse dormidos, salimos con cuidado de la habitación.
¡PAM!

- ¡Seth!

You (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora