Siete

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Caminaba por el bosque. La semana de escuela fue horrible, detestaba estudiar cosas viejas, lo único que me gustaba era la historia, esa siempre cambiaba.

Seguía mi camino, hasta encontrar la bella casa de Emily y Sam. Me paré frente a ella y la puerta se abrió.

-       ¡Morgan! – dijo una Emily alegre hacia mí. - Qué alegría verte. Los chicos vendrán en un rato. ¿Quieres pasar? Estoy preparando la comida.

-       Claro, Em. ¿Te ayudo con algo?

-       Sí. Me encantaría. Aún me falta el postre.

-       Déjamelo a mí.

Entramos a su bello hogar, me enseñó donde se encontraba cada cosa y nos pusimos a trabajar.

-       Jacob tiene suerte. – salí de mi concentración para verla.

-       ¿Disculpa?

-       Jacob. Es suertudo. Eres hermosa, alegre y eso huele delicioso.

-       Em, Sam también es suertudo. Eres una mujer única.

-       Y sí que lo es. – la voz del alfa sonó en la casa. – Hola, Morgan.

-       ¿Morgan? – pasitos se escucharon fuera de la casa y todos los chicos entraron. - ¡Morgan!

Muchos brazos me rodearon y me abrazaron.

-       Bueno ya, chicos. La van a matar. – una Emily risueña los regañó.

-       O los mato yo. – esa voz.

-       Jacob. – suspiré.

-       Hola, Morgan. – se sentó en la mesa y me señaló el asiento a su lado.

Dos chicos más entraron, una chica la cual no conocía y un chico más joven.

-       Morgan, ellos son Leah y Quill. – Leah volteó a verme y sonrió, creo que seremos grandes amigas. - ¿Ya lo pensaste?

En la semana recibí una llamada, una llamada de parte de mi destino. Billy me dijo que el consejo y los Quileutes desearían que fuera parte de la manada, sin importar que fuera una Cullen.

-       Lo hice, Sam. – todos miraban expectantes mientras Emily servía los platos. – Acepto.

-       Por fin tendré una hermana. – dijo Leah.

-       Mañana será. – finalizó el Alfa.

-       Ahora a comer. – dijeron Seth y Leah.

Comimos como si no hubiera un mañana, la comida de Emily era deliciosa, ahora entendía todo.

-       Esto está delicioso, Em. – admiró el joven Quill. – Hace tiempo no hacías empanadas.

-       No las hice yo, chicos. – las miradas fueron confusas y Emily solo me señaló con su dedo índice.

-       Morgan... - volteé a ver a Seth. – Cásate conmigo.

Todos soltamos una risa, hasta Jacob, que, aunque le dio un zape no pudo evitar sonreír y reír con toda la manada. Por muy extraño que fuera, por fin me sentía en casa, en un hogar. Volví a donde una vez fui feliz y esperaba no tener que irme de nuevo.

Al terminar de comer, ayudé a Em recogiendo todos los platos y lavándolos, para que fuera menos trabajo para ella. Una mano tocó mi hombro y me encontré con Leah haciéndome una seña para que la siguiera. Me disculpé con todos y salimos por la puerta.

You (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora