Epílogo

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Sentí mis brazos ser sacudidos con demasiada fuerza y como mi cabeza dejaba su posición inicial para tambalearse con mi torso. Desperté de un brinco, asustada y tomando mi cuello por inercia. No había nieve, ni árboles, ni una manada de lobos detrás mío, no había nada.

- Señorita Cullen, ¿se encuentra bien? - me preguntó una ¿aeromoza?
- Eh...

Mi cabeza daba vueltas, mi corazón... no sentía los latidos de mi corazón. Tomé el espejo de bolsillo que llevaba siempre en mi bolsa de mano y me observé con cuidado. Estaba pálida, mis ojos eran de un amarillo dorado de nuevo y no había ningún cambio en mí.

- Todo fue un sueño. - susurré hacia mí.

Le hice un seña a la mujer para que me dejara sola y se fuera para terminar lo que estaba haciendo. Todo había sido un maldito sueño, no estaba Jacob, ni mi familia, ni siquiera estaban aquí mis hijos. Estaba sola, como al principio. Revisé mi plan de vuelo. La salida era Italia, como al inicio de mi sueño. Me encontraba rumbo a la reunión familiar. Si es que todo lo que sucedió en mi sueño fuera a pasar en realidad.
El aterrizaje se sintió normal y rápido, como si ya hubiera tenido esta loca sensación en algún momento. Lo único que realmente sabía y que necesitaba en este maldito instante, era la angustia de saber si podría ver a Jacob. ¿Lo conocería? ¿Nos imprimaríamos como en mi sueño?
Al recibir mi maleta y caminar a un auto que renté con anticipación me dediqué a conducir hasta la casa Cullen.
Dejé mi maleta en la entrada de fría y solitaria casa, se sentía todo solito y vacío, no había ningún alma. Al igual que lo que soñé en todo el vuelo.  ¿Y si vi el futuro? ¿Ese habrá sido mi destino? Las continuas vibraciones de mi celular me distrajeron por completo.

-       ¿Hola? – pregunté al contestar el celular.
-       Morgan, que alegría encontrarte. – dijeron en la otra línea.
-       ¿Alice? – pregunté, no tenía registrado este número. – No me avisaste que cambiaste de número. Además, no te escuchas muy alegre que digamos. – solté una risita.
-       ¿Dónde estás? – me preguntó angustiada mi hermana.
-       En Forks, aquí en la casa. Quería darles una sorpresa, pero... la sorprendida fui yo. – anuncié subiendo mi maleta a mi antigua habitación. Y observando que todo era como un loco deja vú. - De seguro me mandarás una dirección y Edward está en peligro con los Volturis. ¿Me equivoco?
- Eh... no.
- Tranquila, sé cómo llegar.

Salté por la ventana y corrí a la casa de Bella. Choqué con algunos de los árboles en el camino y me disculpé con los pobres pájaros de dejé asustados detrás de mí. Abría perfectamente que pasaría, pero no podía darme el lujo de tardar en recuperar a mi hermano y modificar levemente mi destino. Dejaría a Jane viva en esta segunda oportunidad y trataría de mantener a Irina viva. Lo más viva posible.
Al llegar me encontré con una bella casa de dos pisos, se veía muy acogedora y tranquila, la casa de unas personas que pronto se volverían mi familia, la casa de personas que debía proteger. Me acerqué a la puerta dispuesta a tocar y sacudiendo un poco el polvo que recogí al correr por el bosque. Justo cuando mi puño iba a hacer contacto con la madera de la puerta, recordé. Me moví un poco hacía abajo, pero un brazo me estrelló con la pared, ocasionando que cerrara mis ojos. "No otra vez", pensé.

-       ¿Quién eres? – me preguntó la persona que me estrelló. Y no respondí, aunque su voz se me hacía de lo más dulce y varonil, esa voz que me haría temblar cada vez que me hablara al oído. - ¿Quién eres? – me volvió a preguntar la persona.

Poco a poco fui abriendo mis ojos, con la intención de decirle quien era y que hacía ahí, pero al momento de estrellar mi mirada con la de él. Algo más sucedió. Realmente sucedió, no fue un sueño, fue el futuro, mi hermoso futuro.
Ya no era la tierra lo que me mantenía fija en el piso, era él, el apuesto joven que me tenía contra la pared y no me dejaba mover. Era Jacob, mi impronta, mi futuro dolor de cabeza, mi futuro esposo, el hijo de un viejo amigo, el padre de mis hijos. Sus bellos ojos oscuros me teletransportaron al paraíso, si así pudiera denominarlo, un hermoso paraíso que podía vivir de nuevo, un paraíso que tendría toda mi vida. Podía sentir como mi frío corazón comenzaba a descongelarse poco a poco, la sangre corriendo de nuevo por mis venas, mis órganos funcionar uno por uno. Como el aire que no había respirado por años, pedía un rápido acceso a mi sistema. Y como Jake seguía viéndome sin emitir ni una sola palabra, hasta que aflojó su agarre y cayó de rodillas. No podía quitar mi vista de encima y sentía mis mejillas enrojecer.

-       Morgan. – volteé y ahí tenía a mi hermana, junto a una humana, con olor a nerviosismo, miedo y rosas.
- Hola, Alice. Hola, Bella. - le sonreí a las dos. - Corre por tus cosas, hay que salvar al idiota de mi hermano.

Bella corrió a su habitación y los demás nos quedamos abajo. Mi hermana solo me miró con duda y sabía que podría explicárselo después.
El joven lobo me estrelló contra otra pared y sentí su caliente aliento en mi mejilla. Esto era nuevo, no había sucedido así la primera vez.

- Tú. - me dijo con cariño, aflojando su agarre y dejándome ir de forma lenta.
- Hola, Jake. - sonreí.  - Hola otra vez.

FIN

Ahhhhhh, no puedo creerlo. Hemos llegado al final de toda esta gran aventura. Realmente espero que hayan disfrutado la vida de Morgan y Jake. También espero con ansias el poder contar con ustedes para la historia que viene en camino. Cartas a Clara, el primero de enero.
LES AMOOOOOO MUCHOOOOO

You (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora