Quince

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-¡Deja de lanzarte como animal, Emmet! La fuerza en las piernas. - grité molesta.
-¡Otra vez!
-Nada de otra vez. Usa las putas piernas.
-¡Morgan Cullen! - agaché ligeramente la cabeza.
-Perdón, mamá. Mira y aprende. ¡Jasper!

Mi hermano se acomodó y yo corrí hacia él, justo cuando me tomó de los brazos, planteé las piernas en la tierra y saqué volando a mi hermano.

-Así se usan las piernas.

El sonido de la Jeep se hizo presente y observamos a la pareja bajar y dirigirse a nosotros. Todos se reunieron con su respectiva pareja y sonreí cuando los lobos llegaron al punto de encuentro, al primero que visualicé fue a mi lobo. Ese hermoso lobo marrón.

-No nos tienen suficiente confianza como para asumir forma humana. - explicó Ed a la familia.
-Obvio no, porque son horrendos. - el gruñido de Sam regañándome ocasionó las burlas de ambos lados. - Lo siento.
-Vinieron, es lo importante. ¿Me traduces?

Papá se acercó al centro del campo y el lobo marrón me hablaba con su pata, por lo que me acerqué y lo abracé.

-Hola, cielo. - di un beso en su suave y mojada nariz. Recibiendo una lamida de su parte.
-Bienvenidos. Jasper y Morgan tienen experiencia con los recién nacidos. Nos enseñarán como derrotarlos.
-Quieren saber que los hace diferentes a nosotros. - que gran traductor eres, Ed.
-Son más fuertes que nosotros porque la sangre humana aún permanece en sus cuerpos. Nuestra especie nunca es tan poderosa como en los primeros meses de vida. - papá le cedió la palabra a Jasper. Se acercaba lo mejor.
-Carlisle tiene razón. Por eso los crean. Los recién nacidos no necesitan miles, como uno humano y no hay ejército humano que pueda con ellos. - tomó la pose de un líder y me acerqué a él. - Lo más importante que debemos recordar es, primero, jamás dejen que los abracen, los harán pedazos. Segundo, olviden las típicas maniobras, ellos lo esperan y perderán.
-¡Escuchen bien, cachorros! - conseguí la atención de todos. - El entrenamiento constará de dos, uno apto para vampiros y les mostraré cómo actuamos los lobos con los recién nacidos. Olviden su típico entrenamiento, esto es diferente.
-¡Emmet! - Jasper llamó a mi hermano y los demás nos alejamos un poco. - No te contengas.
-No está en mi naturaleza.

Emmet corrió directo a Jasper y lo abrazó por la cintura empujándolo un poco, esta vez si uso las piernas.

-¡Carajo, siiiii! - grité feliz.
-¡Morgan!
-Ay, perdón, mamá.

Al final Jasper tiró a Emmet y me acerqué levemente.

-Nunca te distraigas. - hablé firme.

Edward y mi papá se encontraban practicando, golpe tras golpe, Ed tiró a papá y se levantó orgulloso, grave error, hermanito.

-Una cosa más. - comenzó Jasper. Mi padre jaló a Ed, derribándolo. - Jamás le des la espalda a tu enemigo. - dijo como si fuera lo más obvio. Aunque, claro que lo era.

Mis hermanos eran rápidos y ágiles, pero definitivamente, necesitaban de esto para entender como se movía un neófito en realidad.
Después, de que toda mi familia entrenó lo suficiente, era momento de enseñarle a manada la manera correcta de pelear con recién nacidos siendo lobo.

-Bien, manada. Llegó el momento de la verdad. Primero, los dientes siempre hacia la clavícula, costillas y de preferencia cabeza, deben hacer todo lo posible para que no los atrapen. Segundo, sientan la tierra en sus patas, es nuestra amiga. Tercero, confíen en ustedes y su fuerza, se pueden lograr increíble cosas.

Me puse en medio y me quité la chamarra, dejando un top a la vista, me deshice de los tennis y el pantalón, mostrando el short de licra que tenía debajo, no iba a romper el increíble conjunto que me compró Alice. Me puse en posición y le pedí a mis hermanos que me atacaran, salté entre ellos y logré chocar con un árbol, del cual tomé vuelo y caí en mis cuatro patas.
Mientras, le explicaba un poco más a la manada, Jasper se ponía un traje especial, como los que se usan para entrenar a los perros, pero tres veces más grueso y el ataque comenzó.
Me fascinaba lo atentos que estaban todos, como si tomaran nota de cada movimiento o brinco o mordida que daba. La guerra venía y nada ni nadie, la iba a detener, solo nosotros.

Al terminar, nos dispusimos a irnos, ya le había avisado a la familia que me iría con Jake al terminar el entrenamiento y corrí directo a él. Llevaba mi ropa en el hocico y podría cambiarme donde fuera. Al parecer, Billy nos esperaba para cenar en casa de los Clearwater, aunque nos sorprendió ver a Charlie con él. Esta cena sería interesante.

-Morgan. - Sue me abrazó contenta. - Seth y Leah no me han dejado hacer las costillas, dicen que tienes un don.
-No sé si sea un don, pero con gusto las hago.

Entramos a la casa, encontrándonos con Billy, Charlie y Seth viendo un partido de americano. Al escuchar la puerta ambos voltearon y nos vieron.

-Morgan, Hola.
-Hola, Charlie.
-Billy me dijo que vendrías, no imaginé que Jacob se consiguiera una novia tan hermosa. - todos reímos y Jacob me abrazó y besó la mejilla.
-No todos tienen esta fortuna, Charlie. - Jake se dirigió al sillón y se quedó viendo el partido.

Leah y Sue me jalaron a la cocina con todos los ingredientes listos. Comenzamos a cocinar, Leah no dejaba de elogiar mi comida y Sue trataba de anotar cada paso que daba al cocinar algo. Una hora después, la casa olía delicioso y cuatro hombres hambrientos se sentaron corriendo en el comedor. Acomodamos todo y Jake me tomó de la cadera, emocionado de tanta comida presente.

-Esperen, esperen. - Leah detuvo a todos y tomó una cámara de video. - Debo grabar las reacciones de todos al probar las costillas de Morgan. Menos tú, Seth.

Encendió la cámara, enfocando a los otros tres hombres y a su madre. Los cuales dieron la mordida al mismo tiempo, sus caras fueron demasiado cómicas. Sue parecía no creerlo, Charlie tenía un rostro de gloria, Billy cerró los ojos con placer y Jake solo me miraba sorprendido.

-Quiero casarme contigo. - me congelé.

You (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora