¿Cómo una chica tan alegre y radiante pudo involucrarse con personas como nosotros? Era esa pregunta que rondaba en mi cabeza siempre en ese tiempo pero ahora...
Después de años
Me arrepiento de no haberla protegido
Y en ocasiones de haberla podrido
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Theo
Anoche había sido sorprendente, habíamos sacado a la luz nuestros más oscuros secretos.
Y es que eran de esos que pesaban, que traimos atorado en la garganta y hacían doler el corazón.
Aunque Boris lo haya dicho con simpleza, se que que el le afecta lo que su padre hizo.
Cuando nos tiramos a la piscina, Boris y yo sin camisa y Kati sin su chaqueta.
Ahora sabía por qué siempre la traía puesta. Es por que era de su padre, dijo que era su favorita y que siempre que tenía oportunidad la usaba.
Además, tapaba la visible cicatriz que tenía en su espalda. En realidad, eso no la hizo lucir fea, al contrario, lucía más hermosa. Era una cicatriz que marcaba el antes y el después, que la hacía lucir algo ruda, pero cuando hablabas con ella, se veía tan tierna con sus pensamientos alegres y positivos.
Bueno, en su mayoría...
Pero la mayor parte del tiempo lleva la chaqueta, así que es invisible para los demás.
Después de esa sesión de confesiones, nos decidimos por ir a dormir, como ya era tarde, todos se quedaron en casa.
Kati dormía en la cama, Boris y yo dormíamos en el suelo con varias mantas para apaciguar el duro suelo que había.
No había pensado en cosas como que Kati se sintiera así, siempre Lucía tan feliz, que no me imaginé que casi siempre estuviera triste por sentir culpa, de algo que no tenía por que.
Lo que pasó fue un accidente, se que lo fue, su madre había sido dura. Muy dura con ella.
Y yo, quería que no sintiera tal sentimiento, tal carga sobre sus hombros y corazón que la consumían todas las noches.
No pude dormir por todo lo que pasó, realmente, no podía digerirlo, pero tenía que, así que había obligado a mi cerebro que se callara para poder dormir.
...
Había subido ya al autobús junto a los chicos, yo tenía pequeñas ojeras, no había dormido bien.
Y supe que ella tampoco, por que s e valanceaba de un lado a otro al caminar, aún abrumada de ver la luz del día de repente, que inundaba el lugar y hacia que las pupilas negras se hicieran pequeñas y sus ojos se volvieran avellanas al contacto con el sol.
Simplemente era perfecta, hermosa, ella era muchas cosas.
Cuando nos sentamos donde siempre, la chica a mi lado dejó caer su cabeza en mi hombro, si esto hubiera pasado antes, me sentiría tan especial y feliz.
Por que eso era lo que provocaba en mi, era como... Una emoción, la emoción que siento en un día lluvioso, me encantan, son espléndidos, se siente como si después de contenerse tanto las emociones explotara en llanto, dándome una brisa gélida, que hace sentir escalofríos y entumese tus manos, tus pies, tu cara o todo tu cuerpo, es ahí donde te levantas y haces un café, que llena tus fosas nasales con su embriagante y sabroso olor, sintiendo la porcelana entre tus manos y sintiendo la calidez inundarse al dar un trago, ese sentimiento de bienestar y felicidad que inunda tu garganta y tu cuerpo, esa emoción al mirar las gotas chocar contra el duro asfalto y tener un maravilloso día lluvioso, ella era lo más cálido que existía para mi, era la calidez en esos días lluviosos.
Yo... Ya no quería sentir eso, por que me eh propuesto dejar ir mis sentimientos hacia ella, pero es tan difícil, y ya no me sentía cómodo, por que sentía que traicionada a Boris.
Al final, terminamos llendo a nuestras clases, cada quien se fue a la suya, solo esperaba el almuerzo, el único momento en la escuela en el que me sentía bien.
Aunque, había pasado algo extraño, sentía la mirada de alguien clavado en nosotros, en eso me refiero específicamente en Kati. Era la chica espeluznante.
En fin, llegué a mi clase, para mi mala suerte, era de literatura, la que más odiaba.
Tenia recostada mi barbilla en la palma de mi mano, las dos estaban rojas por estar así bastante tiempo.
A veces pensaba que hubiera pasado si me hubiera quedado en Ámsterdam, tal vez, estaría peor que ahora, por que no tendría a Boris o a Kati.
Indagando en mis recuerdos, recordé cuando llega invierno y las hojas de los árboles se vuelven rojas.
Entonces, una chica de piel lechosa, cabello color del fuego y tan rizados como una resortera.
La había olvidado por mucho tiempo, ella era muy hermosa, le encantaba la música clásica, aunque, por... Eso, ya no podía tocar.
Era triste, por que era lo que más le gustaba hacer, a mi solo me gustaban las cosas antiguas y los libros, claro, si no son los que deja este maestro.
En fin, era algo que había pensado de repente, no se me hacía fácil recordar mi pasado en Ámsterdam, era algo... Doloroso.
Después de 4 tortuosas horas de clases que no me interesaban en lo absoluto, llegué a los comedores, me senté donde siempre.
Boris y Kati habían llegado juntos, por el estado de Kati–Sonrojada y ojos brillantes‐Sabia que le había dicho algún comentario diciéndole cosas que la hacían feliz.
Ello se sentaron, pero obvio, nadie podía ignorar las miradas asesinas de aquella chica.
-¿Saben que quiere esa chica?–Dije harto de la situación.
No es que me mirara a mi, pero que estuviera atenta a los movimientos de cada quien me podría extremadamente nervioso, era algo que no controlaba.
-Ah, ¿Kylie?–Dijo Kati, quien iba a hablar pero Boris la interrumpió.
-Kotku, no me gusta su nombre.
-Si, Kotku–Dijo desconcertada y con el ceño fruncido, ok estaba algo celosa y esto era incómodo–No lo sé, en mi clase de química no dejaba de verme raro–Dio una mordida a su sándwich de queso y jamón.
Seguimos comiendo, aún con la incomodidad de la mirada penetrante de la chica, pero decimos ignorarlo por hoy.