¿Cómo una chica tan alegre y radiante pudo involucrarse con personas como nosotros? Era esa pregunta que rondaba en mi cabeza siempre en ese tiempo pero ahora...
Después de años
Me arrepiento de no haberla protegido
Y en ocasiones de haberla podrido
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Kati
Ya había pasado una semana desde la fiesta, desde ese entonces, de vez en cuando Boris me tomaba la mano en público, me robaba besos o me asustaba en el baño de niñas.
La primera vez que salió de entre la sombras mientras lavaba mis manos me asustó mucho, me parecía demasiado extraño que el estuviera ahí.
Siempre que el se daba cuenta que ya lo había visto, me tomaba de la cintura y nos escondiamos en un cubículo cualquiera, el me sonreía maliciosamente y me llenaba de besos, su cabello rozaba mi piel y me daba cosquillas.
Seguramente, a ojos de muchas personas, eso no era nada decente, pero, si lo veías desde mi perspectiva, la situación estaba llena de éxtasis y adrenalina, que me hacía sentir viva y feliz.
A veces se quedaba en mi casa, dormíamos con la ventana abierta, el encima mío, hundiendo su nariz en mi piel para sentir mi olor, abrazandome de la cintura.
Mientras yo, miraba como se veía tan tierno dormido, pareciese que el no hacía nada malo y que darían ganas de jugar con su cabello a todo momento.
Pero si lo ves despierto, no deberían tocarle o jugar con su cabello, por que te vería con un disgusto y furia intenso que te haría sentir como un insecto debajo de una lupa.
En otra ocasiones, salíamos al patio trasero de su casa, acostandonos en el duro y frío asfalto, mirando la luna y las estrellas, rozando nuestras manos y riendo sobre cualquier cosa.
A veces el me convencía de beber dos o tres tragos de vodka, después de todo, no sabía tan mal.
Siempre que estábamos juntos, no faltaban las personas que susurraba sobre nosotros, todos sabían que de algún modo Kotku y el estaban "juntos" lo cual no era cierto, y por como pude ver, ella había sido quien había esparsido ese rumor tonto.
Ella en cambio, ya no se acercaba a mi, pero de vez en cuando la atrapaba mirándome con rabia o cuando nos tropezamos en los pasillos y me suelta alguna que otra grosería.
Sin embargo, nunca le presto atención, por que ahora estoy más que feliz con Boris y eso no va a cambiar.
¿Verdad?
Las cosas con Theo, van bien, siempre nos divertimos juntos, a veces vamos al parque, ellos se toman esas pastillas y empiezan a comportarse muy gracioso. Aunque, no puedo evitar notar que el a veces está triste, eso me hace sentir mal, pero no se que podría hacer para animarlo.
El es muy lindo, siempre se preocupa por mi y mi bienestar, como por ejemplo, una vez que estaba jugando con Boris–Nosotros más que nadie sabemos que el es muy brusco en eso–Yo tenía su caja de cigarrillos en mi mano, corriendo de la cocina a la sala, con el pisándome los talones.
Realmente, me encantaba hacerlo perseguirme, me sentía feliz y era divertido, además, el se ponía rojo si corría demasiado, se hacía el indignado al final, teniendo que hacerle algo de comer para que me perdonase.
En esa ocasión, estaba ya a punto de atraparme, cuando justo iba a hacerlo, yo le miré con diversión pura, el lazo sus brazos, parecía que iba a golpearme–Como a Theo siempre que jugaban–El rápido se levantó, pero se quedó a medias cuando el en vez de darme una bofetada me tomo de mis mejilla sy las apretó, moviendo mi cabeza de un lado a otro mientras qgudizaba el tono de su voz y repetía.
-Se buena niña kotenok–Decía mientras arrugaba su frente y sonreía maliciosa mente.
Eran momentos como esos, que me hacían sentir feliz y sin preocupaciones, que todo iba a estar bien, que nunca íbamos a dejarnos y seríamos unidos.
Tal vez estaba equivocada.
...
Dos semanas, ya habían pasado dos semanas desde que Boris y yo estamos juntos, debo decir, los días pasaron rápido, más veloz que la luz.
A mis ojos claro, esos días habían sido los mejores, compartíamos risas y caricias, sonrisas y miradas llenas de complicidad.
Compartíamos momentos llenos de amor y pasión, amaba siempre cuando ponía música y el empezaba a bailar energéticamente. Yo me le unía por que el me lo pedía.
Esas sonoras risas que llenaban la habitación, lo momentos que se grababan en nuestra mente y ese aroma que se mezclaba, de fresas y cigarrillos se impregnan en las nuestro cuerpo.
Pero eso, fue cambiando de poco a poco, no comprendía por qué, pero lo estaba haciendo.
Ya no iba seguido a casa, ya no compartíamos tantos momentos juntos, no mirábamos las estrellas hablando sobre lo que nos gustaría hacer y lo que no.
Parecía como si de pronto, ya no sintiera algo por mi, como si nada hubiera pasado y solo fuéramos dos personas desconocidas con un amigo en común.
Y es que, ya no pasaba momentos ni con Theo, a veces desaparecía de la escuela, a veces se iba de la casa sin decir absolutamente nada y ya no era tan cercano conmigo.
Eso me estaba entristeciendo, por que ya me había acostumbrado al calor que sus brazos me daban, a veces, me sentía triste por las noches por sentir la gélida brisa que provenía de afuera, sin sentir los rizos de dicho chico moverse en mi barbilla.
Me sentía vacía, por que sentía su aroma en mis sábanas, sentía sus risas en mi oído y sus hermosas facciones en mi mente.