MALAS DECISIONES
Llevaba más de quince minutos intentando buscar que ponerme. No encontraba nada. Nada me gustaba. Todo era tan triste, gris y opaco, que lo mejor que encontré fue una estúpida blusa de manga larga que me llegaba un poco arriba del ombligo. Y no me gustaba, estaba muy descubierta. Bueno, no tanto, aunque igual no me gustaba.
Tiré una blusa color rosa chillante junto al montón de ropa que había descartado. Ya me estaba arrepintiendo de haber decidido ir a la fiesta. Habría mucha gente, pero al parecer no había pensado en eso cuando acepté.
Caminé hasta donde estaban alrededor de tres blusas y dos pantalones. Las tres blusas cumplían con el mismo requisito. Sí, así es, eran de color oscuro. Nada chillante, reluciente o brillante. Era lo que últimamente abarcaba más espacio en mi closet.
Miré con mala cara a las prendas y tomé entre mis manos la única que no era color negro. Una blusa color azul marino, manga larga y con un ligero escote en forma de V. La tela no era tan opaca, por lo tanto, no se veía tan deprimente. Así que me decidí por esa. Se veía como la mejor opción. Y, por otro lado, tomé la elección más fácil de pantalón, eligiendo unos jeans negros de talle alto. Era lo mejor que tenía en mi closet, por lo menos lo mejor para asistir a una fiesta de preparatoria.
Las elecciones de ropa, realmente no era lo mío
En esos momentos no estaba segura de si quería ir. Ya estaba dudando, pero no quería decepcionar a Jess, se vio muy feliz cuando me dejó en mi casa, y me prometió pasar en la noche por mí.
Pasé mis manos sobre mi rostro y volví a maldecir el haber tomado la decisión tan deprisa. Creo que en esos momentos solo pensaba en una forma de distraerme. Todo el día anterior y este no había dejado de pensar en Eiden.
Me daba mucha rabia el simple hecho de recordar lo que me había pedido. Como simplemente me había usado. Podía incluso recordar sus ojos clavados en mí pidiéndome el favor, como se había comportado, y después como me pedía que me alejara, como por un instante se veía necesitado y dolido por hacerlo. Pero su estúpida amenaza final mandaba todo eso a la mierda.
Era un imbécil, con problemas de control de sus emociones y acciones, de eso no quedaba duda.
Me tiré sin ganas sobre mi cama, quedando boca arriba. Creo que estuve como por diez minutos con mi mirada perdida en algún punto del techo. Únicamente mirando, sin hacer nada e intentando no pensar en nada, solo que mi ingrata mente, era un tanto rebelde en eso de dejarme la mente en blanco. Siempre se empeñaba en buscar algún pensamiento, idea, o en este caso un recuerdo.
Pasé de manera automática mi pulgar suavemente por mi rostro, intentando sentir ese calor que había dejado Eiden justo en mis mejillas. Era extraño, pero siempre que nos encontrábamos manteniendo un tipo de contacto más íntimo, era iniciado por él.
El solo recordarlo me mandaba chispazos y sensaciones por toda la espina dorsal. Deslicé mi dedo por toda mi mejilla. Cerré los ojos y sentí como me regresaba a ese maldito momento en el coche. Podía ver sus ojos clavados en mí.
El azul de ellos, capaces de helar a cualquiera, y que extrañamente a mí me hacía sentir más sensaciones. Sentía algo por Eiden, algo más que una estúpida atracción física, aunque como ya era muy peculiar en mí, me negaba a dejarme seguir sintiendo ese algo, ese algo que de repente alteraba mi corazón.
Me negaba a sentir. Y de eso ya estaba muy acostumbrada. Cuanto menos sientes, todo duele menos. Eso lo aprendí de mil maneras, y ninguna fue buena.
Y en ese momento estaba decidida. Si había sentido algo más que una estúpida atracción física, ya no estaba dispuesta a alimentar nada de eso.
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Cicatrices
Roman d'amourAllison Hallen llega a un pequeño pueblo junto a sus padres con la esperanza de dejar su pasado atrás o poder comenzar de cero, pero conoce a un chico que de una u otra manera se meterá en su vida. Ambos tienen un pasado tormentoso e incluso un pres...