"NO TE VAYAS"
Mis ojos apenas y se mantenían abiertos, creo que durante la noche apenas y había logrado dormir por una hora; estaba demasiado cansada como para hacer otra cosa como preocuparme.
Mantenía mi cabeza recargada sobre la ventana del coche.
Mis ojos pesaban, realmente tenía sueño. Había repasado tantas veces lo que iba a hacer hoy, que mi cabeza ya había formulado tantos escenarios posibles tanto malos como buenos que lo único que quedaba era esperar. Ya diría el tiempo si terminaba en prisión por robo de documentación, en un simple castigo con mi madre o salía libre y con los benditos papeles en mano.
Y hablando del día anterior, sí que había sido todo un sube y baja de emociones, en cuanto a Eiden se podría decir que con las peores ganas del mundo acabó cediendo, igual que lo hizo Aaron. Supongo que al final entendió que la decisión ya no estaba en sus manos, sino en las mías.
En cuanto a ese otro asunto con Eiden se podría decir que estábamos en un plan un tan...
—Mierda. —Apreté mis ojos con fuerza, cuando mi cabeza botó sobre la ventana.
Aaron no debería conducir nunca más un coche o me acabaría matando.
—Puedes poner cuidado en el maldito camino.
Di un respingo cuando la voz de Eiden sonó en el espacio y me giré para verlo. Miraba con una mueca de disgusto Aaron.
—Se atravesó un gato, ¿Qué querías que lo atropellara?
—Pues no, pero fíjate.
Ugt, ya se estaban peleando de nuevo. Llevábamos diez minutos de camino y ya era la segunda discusión, la verdad no recuerdo ni el motivo de la primera.
Porque sí, eran las nueve de la mañana y aunque debía estar en clase, en esos momentos me encontraba en un coche con Eiden y Aaron rumbo al hospital.
Realmente esperaba que la tensión entre ellos fuera grande, ya saben se cayeron a golpes, pero para mi sorpresa no fue así. Aaron seguía haciendo bromas triviales, y Eiden seguía mirándolo con recelo cada vez que hablaba. Creo que esa era su forma de tratarse. Eran un complemento, todo perfectamente equilibrado.
—¿Estás bien? —me cuestionó Aaron, ignorando a Eiden.
Casi como si mis pequeñas neuronas adormecidas hubiesen recibido una orden, comenzaron a estimular mi sistema y pum, ahora sí comencé asentir un dolorcito y ardor sobre un lado de mi frente. Tuve que pasar mi mano sobre el área dolida para ver si no había sangrado. Y no, gracias a Dios, no había ni rastro de ningún líquido, solo un bultito pequeño.
—Sí, no fue nada. No te preocupes —Le resté importancia.
Y es que el que realmente debía de preocuparse por su aspecto era él. Una pequeña bandita blanca estaba puesta sobre su nariz. Y en su labio una pequeña marca le cruzaba desde el labio inferior al superior, y ni hablar de su ojo morado. Quien lo viera pensaría que se hubiera metido en una pelea callejera, aunque no estarían muy lejos de la realidad.
Por mi parte había decidido cubrir mi moretón con un poco de base, para no tener ninguna discusión con mi madre sobre eso.
Miré de reojo a Eiden cuando noté que me miraba, no me volteé, aunque sentí su mirada clavada en mi perfil. Tragué hondo y repiqueteé mis dedos sobre mis rodillas nerviosa, vale jamás me iba a acostumbrar a su cercanía.
—Te das cuenta de que siempre que voy al volante, terminas con algún moretón —Aaron me dio una miradita rápida.
Carraspeé la garganta y me concentré en él, para mi suerte pude sentir como Eiden hacía lo mismo.
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Cicatrices
RomansaAllison Hallen llega a un pequeño pueblo junto a sus padres con la esperanza de dejar su pasado atrás o poder comenzar de cero, pero conoce a un chico que de una u otra manera se meterá en su vida. Ambos tienen un pasado tormentoso e incluso un pres...