Extra. Los amo.

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LOS AMO


Apreté la cajita en mis manos y suspiré sintiendo como una parte de mis nervios se distribuían por todo mi cuerpo al sacar lo que había dentro de ella.

Iba a vomitar en cualquier momento.

No recordaba un momento en mi vida en que hubiese estado tan nerviosa como este. Es más, en este preciso momento, ni siquiera recordaba nada.

¿Qué había comido en la mañana? No lo sé, una bola de nervios probablemente.

No era para menos.

Claro que no, esto... esto era... Dios, estaba llena de muchas emociones.

Deslicé mis dedos por la prueba de embarazo, viéndola con una pequeña sensación de adormecimiento en mi cabeza al poco a poco procesar no solo lo que tenía sino lo que representaba.

Tenía un retraso de más de dos semanas y yo era regular, jamás me había fallado la regla por tanto tiempo. Eso, y el hecho de que habíamos dejado de cuidarnos hace cuatro meses, porque habíamos hablado y nos sentíamos listos en todos los aspectos para buscar tener un bebé, era una posibilidad enorme de que la prueba saliera positiva.

Ahora Eiden estaba en casa de Aaron porque supuestamente el conejito que había adoptado hace una semana estaba enfermo, y digo supuestamente porque eso fue lo que le dije que le dijera, aparte de que lo entretuviera por un par de horas.

Conocía a Aaron, tenía sus habilidades para convencer a la gente, y conocía a Eiden, por más que quisiera mandarlo a la mierda, si él le decía que revisara veinte veces a su conejo, lo iba a hacer hasta que Aaron se quedara satisfecho.

Eiden llevaba fuera de casa un par de horas y había sido tiempo suficiente para ir a comprar varias pruebas de embarazo en la farmacia que teníamos cerca. También fue suficiente para que me sentara en la taza del baño por varios minutos y mirara la bolsa con todas las pruebas y me mordiera las uñas hasta que finalmente tuve el valor de sacar una caja.

Mordisqueando mi labio inferior, leí las instrucciones unas cinco veces como si no supiera cómo se usan, y en cada lectura que di, sentí un pequeño revoltijo en mi estómago al llegar a la parte en donde se explicaba el significado de las rayitas que anunciaban el resultado final.

Dos rayitas, positivo.

Una rayita, negativo.

Simple.

Tan simple que daba miedo. Dos o una rayita iban a marcar una diferencia en nuestras vidas de forma abismal.

Le di una última lectura minuciosa a las instrucciones y con un suspiro las dejé sobre el lavabo tomando únicamente la prueba.

Hice todo como lo pedía, rogando a Dios que Eiden no llegara de la nada y me descubriera en el baño, encerrada. Probablemente, me iba a preguntar si estaba en el baño y yo iba a decirle que no por los nervios.

La razón por la que no le había dicho nada era porque si salía positiva quería decirle que estábamos esperando un bebé de una linda forma, y si salía negativa no quería darle falsas esperanzas.

Hace casi dos meses y medio había tenido muchas náuseas, y Eiden me dijo de la posibilidad de que estuviera embarazada. Vi la emoción en su rostro cuando esperábamos que la prueba diera un resultado, así como vi la desilusión cuando la prueba solo lanzó una rayita. Aunque él me intentó animar diciéndome que teníamos mucho tiempo para seguir intentándolo y lograrlo, supe que sus palabras no quitaban el hecho de que ambos estábamos desilusionados por la respuesta. Y también supe que no quería volver a ver esa desilusión en su cara.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora