Capítulo 33. Cinco de Cinco.

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*Lo borro después, para mantener la seriedad, jeje

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*Lo borro después, para mantener la seriedad, jeje. ;)*

Si encuentran un error ortográfico, coméntenlo sin pena, edito hasta tres veces, pero siempre se me pasa algo, y ya me doy cuenta mucho después :(

Título no oficial: Eiden y Allison, besuqueándose xd.


CINCO DE CINCO.

Giré mi cabeza hacia todos lados mirando el lugar.

—¿Recuerdas qué pasó aquí?

Sí, lo recordaba a la perfección. No tenía mucho tiempo que habíamos estado aquí, solo que en circunstancias muy distintas.

Le di una mirada fugaz a Eiden antes de dar un último recorrido visual al lugar... lo recordaba distinto. Era como si se sintiera...menos gris. No sé, pero a pesar de que ese día los rayos de luz iluminaban la mayor parte del lugar, sentía como si los momentos o los recuerdos se vieran teñidos de una neblina que los opacaba.

Clavé mi vista en un lugar en específico.

—Ahí peleamos porque no quería poner una lombriz en el anzuelo —apunté una piedra grande a unos cuantos metros de nosotros—. Bueno, por eso y por otras cosas.

Eiden asintió, sin más, ante mi respuesta y movió su cabeza, como si buscara algo. Se detuvo cuando lo hizo.

—¿Y allá? —señaló una piedra grande de unos cuantos metros de altura—. ¿Recuerdas qué pasó?

—Intentemos pescar —musité, viendo hacia donde él apuntaba—. Y te tiré cuando intentaste ayudarme.

—¿Y ahí? —apuntó hacia otro lado.

—Volvimos a pelear porque te estabas muriendo del frío y no te importaba.

Eiden asintió de forma hermética y después se giró hacia atrás, señalando otro lugar.

—Te caíste y te lastimaste el pie —recordé—. Y te portaste como una mierda cuando intenté ayudarte.

Esto era: "lo que ya habíamos hecho". Venir al lago. Me giré hacia Eiden para verlo. Él me estaba mirando con un semblante serio y con los labios finamente apretados. Y no me costó mucho sentir un pequeño nervio instalarse en mi garganta, que me obligó a pasar saliva con un poco más de dificultad.

Él estaba tensó. Y por algún extraño motivo mis ganas de no estar ahí aumentaron.

Me extraño que estuviera así, principalmente porque él había insistido demasiado en venir después de que yo me hubiera negado. No quería salir de la cama, mucho menos caminar por el bosque, los bichos me molestaban. Y solo había aceptado porque me había prometido que no iba a caminar; y sí, en efecto, me trajo hasta aquí en su espalda.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora