Capítulo 39. Tic Tac.

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TIC TAC.  

Eiden Blaken.

Como un rompecabezas.

Así formamos las cosas cuando planeamos huir de Jaden. Ajustamos parte con parte. Miramos las posibilidades. Aceptamos cuales podrían ser las consecuencias de fallar. Buscamos cada opción y explotamos cada medio. Hasta que una pieza se ajustó al final dándonos el final del rompecabezas.

El rompecabezas parecía armado. Perfecto para ser simplemente analizado, estudiado y ejecutado como si fuera un gran plan. Solo que no lo era. Era imperfecto, volátil, inestable y echado a la suerte. Cada situación que pasaba en él era como una corriente, esperábamos que nos impulsara a nuestro objetivo o que en algún punto nos hundiera.

El problema era que...había una pieza más que se incorporó.

Una pieza que jugó un juego en el plan. Pero que no debía estar en el plan final.

Allison.

Tiré con todas mis fuerzas de ella para mantenerla al borde. Cuidarla hasta que la marea buscara y decidiera si quería hundirnos o sacarnos al borde.

Plan inestable. Volátil. La corriente golpeándonos en la cara. Arrollando y jugando su juego natural, llevar todo a su merced.

Ahora lo hacía. Allison era una pieza que estaba en el juego final, desajustando todo el rompecabezas inicial.

Miré la puerta frente a mí.

Ni siquiera sabía cómo mi cerebro no explotaba por la cantidad de adrenalina que sentía en el cuerpo.

El cúmulo de emociones y sentimientos que estaba sintiendo en este momento me estaba perforando cada sentido. La ira, la desesperación ...el miedo. Todo revolviéndose en cada centímetro de mi cuerpo al solo imaginar la infinidad de cosas que podrían estar pasando en este momento.

No tuve que haberla dejado ir al hospital. Sabía que está mierda iba a pasar.

Un dolor pesado se acentuó en mi abdomen y estómago por la cantidad de nervios que circulaban en mi cuerpo. Se sentía como si me hubieran sacado el oxígeno de un golpe.

Apenas Samantha recibió la llamada de Nathan, supe que nada estaba bien. Y realmente ahora nada, absolutamente nada lo estaba. Allison debía de estar en la maldita cabaña, en donde su única preocupación era mantenerse caliente.

Empuñé mi mano sobre el arma. Las puntas de mis dedos clavadas sobre el metal de la pistola a centímetros del gatillo se sentían como lavaba.

Lo iba a matar.

Le iba a descargar la puta pistola en la cabeza si se había atrevido a tocarla.

Aaron movió la manija de la puerta de la casa, nuestra casa, haciendo que el chirrido de la puerta me hiciera poner alerta. Cargué la pistola junto a Aaron, el sonido del corte de cartucho golpeándome cada sentido.

Ya ni siquiera estábamos ocultando nuestros pasos para llegar o entrar. Si Jaden estaba aquí, él ya sabía que nosotros también lo estaríamos. Únicamente era cuestión de tiempo.

Y nosotros debíamos apresurar todo lo que teníamos planeado y usarlo como pudiéramos. La vida de Jaden fuera de Linston era casi un misterio, como si no existiera. Aunque lo hacía. Todos tenemos un punto débil, un punto que, aunque no queramos nos hace doblegarnos. Tarde o temprano existirá. Y Jaden no era la excepción.

Aquí terminaba todo. En todos los sentidos. Jaden o nosotros.

Tomé el brazo de Aaron antes de que abriera la puerta por completo.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora