-Oye, tú, indocumentada-escucho al salir del pasillo en busca de algo de comida.
Me doy la vuelta y me encuentro con Benjamin.
-¿Me dices a mí?-digo riendo.
Benjamin me devolvió la sonrisa acercándose a mí, pero no contestó.
-Si es así, no sé por qué lo dices, pues...-levanto la cabeza, estirando el cuello, y suelto una carcajada-tengo documentos.
Benjamin alza una ceja y me observa de reojo.
Esboza una leve sonrisa y se acerca más. Yo doy un paso hacia atrás.
-Pues sí, claro que sí.-me lanza una mirada en la que veo que habría un "pero"-pero primero que nada, no los tienes aquí, y segundo, tu nombre es muy aburrido.
¿Aburrido? ¿Y qué me dice del patético nombre "Benjamin"?
-Ah, ¿Sí?-observé-y ¿Para qué me buscabas?
Benjamin resopló y puso los ojos en blanco.
-Sígueme-dijo con desgano-Savanna me envió a buscarte, quieren hablar de tu apodo y de algo más.
Ese "algo más" me sonó a problemas.
Me guió desde el pasillo hasta una sala. Nos acercamos a una puerta de hierro que tiene grabado: "Savanna Suth". A los costados tiene dos macetas colgadas de cada lado de la puerta, y un moño rojo al rededor de ellas.
De acuerdo, es su despacho.
Me parece que lo que importa no es la elegancia, después de todo estamos en "peligro". Así que el diseño del despacho de Savanna no me parece el adecuado concorde a la situación.
Tocó el timbre. ¡Un timbre, en la misma sala! Para la Sala de Reuniones, bueno, lo puedo comprender. ¡Pero un despacho!
-Pff...-susurré apartando la vista.
Siento que Benjamin me está mirando. Me vuelvo hacia él y lo compruebo.
-¿Qué?-dice levantando una ceja. Luego ríe de costado-¿No te gusta el despacho de tu jefecita?
Me enfadó un poco que diga eso. Lo dijo de tal manera que me incomodó, pues como si yo no pudiera vivir sin ella. Primero que nada no es mi jefa ni nada parecido. Sólo es una mujer que me ayuda a veces, aunque debo admitir que Angus ayuda mucho más.
Resoplé y bajé la vista hacia el suelo. La puerta de repente se abrió sin hacer ni el mínimo ruido.
-Pasen.-dijo la voz de Savanna, tan amable como siempre.
Pasamos rápidamente y me encuentro a Savanna sentada en la silla del fondo de la sala.
Pero había algo extraño en ella:tenía el cabello alborotado y los ojos cansados.
La miré extrañada.
-Bueno...estoy aquí para discutir mi nombre. ¿Cierto?-pregunté-a mí me gusta el que está pero...
-Oh no, no. No quiero discutir, cielo.-levantó la cejas hacia Benjamin, que se iba por la puerta-y déjame decirte que ese nombre no te...favorece.
Uf.
-He estado toda la noche buscando un nombre perfecto para tí. Hice una lista de los adecuados, leela y dime cuál te gusta.
Me tendió un papel amarillento con varios nombres.
Empiezo a leer por arriba:
Sindy Johnson-
Al leer el primer nombre, objeté:
-Espera, tú no me dijiste que mi apellido también debería cambiarlo.
Savanna suspiró.
-Cielo, tu apellido es elección tuya. Si quieres puedes quedarte con el tuyo...-me dirigió una mirada de asqueo.
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Mirga Kionna
Mary Scaffer-¡Al fin!
-Pues...-dije al fin entregándole la hoja-me gusta el último. Aunque si has cambiado de opinión, me quedaré con el mío.
Savanna chasqueó la lengua y negó con la cabeza.
-No es el que más te favorece, pero bueno...-me miró-no cambiaré de opinión.
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Un día antes
Ciencia FicciónCatalina no puede creer que las personas que viven en el edificio que se encuentra ahora por accidente no son completamente humanas. Si ella está allí, quiere decir que tampoco es 100% humana. Ella es atormentada en sueños por Tuck Hapelly, alguien...