Capítulo 7

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Camino por el largo pasillo en busca de algo...de alguien. He tratado de abrir la puerta de Sam pero está cerrada con llave.

—Hola — una voz inocente me habla— ¿Tú eres... Scaffer?
Me doy la vuelta y veo a un niño morocho de unos 9 años sin una pierna, con mi mismo uniforme.
—Hola —digo entornando los ojos—. Si... soy yo. ¿Tú quién eres?
El niño sonríe. Tiene una sonrisa muy dulce. Se acerca a mi con su bastón de acero.

—Me llamo Jul —lo dijo como "Yul".

Yo sonrío, es un nombre extraño pero me gusta.

Luego recuerdo todo lo que estuve pensando. Es que no sé dónde estoy. Sólo recuerdo que salimos del tobogán y Sam se abrió la mitad de la espalda y la rodilla.

—¿Cómo sabes mi nombre? —le pregunté a Jul.

Jul mira hacia atrás y luego a mí, me sonríe nuevamente y yo le devuelvo la sonrisa. Me hace una seña de que me acerque a él y me agacho. Jul se acerca a mi oído y susurra:

—Tú eres una de nosotros, junto con tu amigo. Pero nadie lo sabe, sólo yo y mi hermano. Ah, y la persona que los trajo.

No entiendo nada. Frunzo el entrecejo, aún agachada. Es todo muy confuso. Mis pensamientos están oscuros y no salen a la luz.

—¿Una de ustedes? No entiendo. ¿Qué es este lugar? ¿Quién nos trajo? —pregunto muy confusa.

Jul abrie la boca para decir algo, pero la cierra cuando una mujer que supuse es la madre le grita:

—¡JUL! Ven aquí ahora.

—Lo siento, debo irme. Te veo después. —Jul me sonríe y se va cojeando hasta donde lo llamaron. Me quedo parada unos minutos en el pasillo.

—¡Cuántas veces te he dicho que no hables con extraños! —¡PAF! Bofetada. Es la madre de Jul.

—¡Pero le estaba dando la bienve...! —Jul trata de hablar pero se escucha otra bofetada.

Intento ir a intervenir, porque Jul es tan dulce... Me acerco rápidamente a la habitación donde entró Jul y la puerta está entrecerrada. Logro ver a Jul tirado en el piso retrocediendo de su madre. Tiene los ojos llorosos y trata de arrastrarse sin su pierna.

Esa imagen me destruye por completo.

—¡Eres un estúpido! —le grita— ¡No sirves para na...!

Entro en la habitación y la madre de Jul queda boquiabierta.

La carita de Jul se ilumina y se incorpora. 

—¡Estás loca! —le grito a la mujer— ¡Es...es tu hijo!

La madre también morocha abre los ojos como huevos y tensa la mandíbula mirándome. En la mano puedo ver que tiene un cuchillo. Esta mujer está extremadamente loca.

—¡Sal de aquí o te clavaré esto en la cara! —me escupe.

Jul me observa con atención y noto una pizca de esperanza en sus ojos. Supongo que esto pasa todos los días. No es normal que una mujer, madre de hijos, le pegue a uno. ¿Por qué razón? No entiendo qué tiene de divertido. Puede ser que la madre sea una alcohólica, drogadicta o... simplemente sea así de loca. Supongo que si la gente de este lugar (que no se qué es) sabe sobre esto debería hacer algo al respecto.

—¡Mamá! —grita de repente Jul. La madre se da vuelta. Jul me hace una señal para que le arrebate el cuchillo a la madre que está distraída esperando que su hijo hable.

Respiro profundo y doy un paso adelante. Sin pensarlo alargo mi mano rápidamente hacia la mujer y le pego en la muñeca para que suelte el cuchillo. Me queda observando y le digo:

Un día antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora