Capítulo 7

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ALYSSA FLEMING

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ALYSSA FLEMING

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—¿Estás segurísima de que no me hará daño? —Me pregunta Carl acercando su mano libre a la cabeza de Damián.

Ruedo los ojos al ser la séptima vez que me lo pregunta.

—Ya te dije que sí, ahora suéltame y acércate a él —Trato de quitar mi mano de la suya pero el la apreta más fuerte impidiendolo.

—¡No me sueltes! —Grita.

Bufo.

—Que miedoso eres... —Murmuro viendo hacía otro lado.

—Pues discúlpame, pero no todos los días te encuentras a la hija del enemigo de mi padre con un jodido oso a su lado —Responde sarcástico.

Decido no responder mientras el sigue intentando acercar su mano a mi gigante y peludo amigo, pero en todas las ocasiones se arrepiente y la aleja para después volver a intentarlo.

Cierro los ojos con fuerza.

—¡Me tienes harta! —Grito haciendo que se sobresalte y soltando mi mano, agarro su muñeca y lo obligo a acariciar la cabeza de Damián con cuidado, el tiembla al segundo pero después de unas caricias más, deja de hacerlo.

Suelto su mano cuando estoy segura de que ya no le tiene tanto miedo, el sigue acariciándolo con la boca entre abierta, algo sorprendido y emocionado.

Hay un brillo que no había visto antes en su único ojo bueno.

—Damián, saluda —Ordeno, y al segundo mi protector lame la mano de Carl, se queda quieto un momento pero después se acostumbra empezando a sonreír.

—Hola... No eres tan malo después de todo, ¿Eh? —Susurra el tuerto.

—No es malo, tú eres un miedoso —Ruedo los ojos sentandome debajo de un árbol junto a mi mochila, tomando mi reproductor, pasando de canción hasta encontrar una buena que valga la pena.

—No es común ver osos, ¿Sabes? Ciervos quizá, pero nunca había visto un oso —Comenta acercándose a mí junto a Damián, Damián ruge obligandome a ponerme de pie, ruedo los ojos— que molesto eres cuando quieres —Me ignora y toma mi lugar debajo del árbol, me dejo caer en gran estómago y Carl se queda mirándonos de pie embobado— ¿No te vas a sentar? —Alzo una ceja, el reacciona y asiente, sentandose junto a mi, pero sin apoyarse en Damián.

—¿Que haces aquí? —Pregunta curioso, cruzo mis piernas sin dejar de buscar una canción en el reproductor y acomodándome más en el estómago de Damián.

Serendipia || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora