Capítulo 18

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ALYSSA FLEMING

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ALYSSA FLEMING

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-Rápido, rápido... -Papá les susurra a unos hombres mayores con chaquetas negras, los deja entrar a la cabaña en la que nos estábamos quedando y yo seguía sin entender nada.

-Hey, para ser pequeña, está preciosa -Comenta uno de ellos mirándome raro, me hice bolita en mi lugar.

-Pero claro que lo es, es mi hija después de todo -Papá rueda los ojos- dos mochilas llenas de comida y agua a cambio, ¿Cierto?

-Sí, por supuesto, ese era el trato. Jhon, pásale las mochilas -Responde el mismo hombre, el tal Jhon le da las mochilas a mi madre, quién estaba a un lado de la puerta, indiferente.

-¿Papi? ¿Quienes son ellos? -Pregunto en voz baja, temblando ligeramente.

-Estos hombres prometieron darnos alimento a cambio de algo, princesa, quieres ayudar a papi y a mami, ¿Cierto? -Apreto mis labios con miedo pero termino asintiendo con la cabeza- bien, entonces, lo único que debes de hacer es quedarte quieta y ser obediente, ¿De acuerdo?

-¿Porque? -Cuestiono cabizbaja.

-Solo obedece.

Papá y mamá salen de la cabaña dejándome con esos señores, quiénes tienen sonrisas extrañas y me miran demasiado raro, dos se acercan a mi y los otros tres se quedan en la puerta.

-Que niña tan bonita eres, ¿Te lo han dicho? -Pregunta uno de ellos, el otro me acaricia la mejilla y la aparto.

-¿Q-Que haces? -Mi miedo se intensifica cuando la mano del tipo pasa a estar debajo de mi camiseta y el otro baja mis pantalones lentamente, mis lágrimas caen instantáneamente al sentir que estoy en peligro- no, no, no, por favor, por favor, no me toques -Ruego, mi voz se hace más fuerte cada vez hasta que empiezo a gritar, los hombres me tiran en el suelo y el que antes tenía la mano debajo de mi camiseta, se pone encima mío- ¡No, no quiero, sueltenme! ¡Mami, papi! ¡Por favor, por favor! Prometo que seré buena, prometo que no causare problemas, ¡De verdad! ¡Ayuda! ¡Mami, papi! ¡No quiero, no quiero! -Empiezo a retorcerme más y más, el otro hombre me da una cachetada.

-¡Cállate! -Se pone a un lado mío y lame mi cuello.

Me siento sucia.

Y me doy asco también.

-¡Sueltenme, no, no! -El que estaba encima mío pone su mano en mi boca, impidiendome gritar, lloro con más fuerza y aunque trato de quitarlos, no puedo, soy demasiado débil.

Serendipia || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora