Veintiocho, veintinueve, treinta. La gente suele decir que puedes lograr todo siempre y cuando lo quieras y luches por ello. Sin embargo, eso no aplicaba para esa situación, pues Veinte seguía luchando por salir de allí, y de todas maneras seguía en ahí, corriendo, escapando de todas esas bestias, preguntándose dónde estaban sus amigos y cómo es que se había perdido.
El monstro se arrastraba por el suelo, pues levantarse le tomaría un par de minutos debido a su mórbido tamaño. Veinte estaba conscientes de eso, y por eso supo que subir a una zona alta podría salvarle la vida.
-¿Cómo demonios lo perdimos?- Exclamó Diecinueve que, junto a los otros, buscaban a Veinte.
-¿Y cómo demonios es que se perdió él? Mira, hasta dejó atrás a su mascota- Añadió Nueve, tomando al gnomo que Veinte había olvidado.
-¿Qué hacemos? ¿Deberíamos separarnos o regresar?- Preguntó Quince.
-Ambas son ideas estúpidas- Le respondió Diecinueve.
-¿Entonces qué propones?...-
Diecinueve se quedó pensando durante un rato, hasta que alzó la cabeza y dijo:
-Síganme, sé cómo encontrarlo-
Diez estaba arrodillada en el suelo. Trece notó eso.
-Hey, si te retrasas no volveremos por ti- Le dijo él. Diez se levantó y rápidamente regresó con el grupo.
-Perdón. Estaba haciendo esto- Dijo ella, mostrándole lo que había creado. Trece tomó el arma y le pasó suavemente el dedo.
-Wow. ¿De dónde sacaste los materiales?-
-El palo era de la puerta que derribó Pietro. La cuerda, el cordón del viejo zapato de diecisiete. La piedra la encontré por ahí-
Catorce miró a Dieciséis, que se veía bastante preocupada, o más bien asustada. Él la rodeó con su brazo.
-¿Por qué estás así? ¿Qué es lo que te asusta?-
-¿Estás bromeando? Mira a tu alrededor- Dieciséis alzó sus brazos- Estamos completamente al descubierto. Cualquier cosa que esté cerca podría comernos así de rápido- Dijo, acompañado de un chasquido de dedo.
-Te preocupas demasiado. Ya escuchaste a once. Todo estará bien-
-... Sólo espero que Veinte y los demás estén bien...-
Las fauces. El lugar de donde nadie volvía, en donde pisar allí era pisar en el mismísimo infierno. El lugar era gigantesco, especialmente para esos chicos que sólo buscaban salir de allí. Pero además de todo el peligro que conllevaba estar allí, también había muchas cosas interesantes, y Diecinueve sabía cuál era la más útil.
-¿Dónde nos estás llevando?- Preguntó Nueve.
-Tranquilos, estamos cerca. Agachen la cabeza- Le indicó Diecinueve. Los tres se agacharon y comenzaron a caminar de puntillas, tratando de hacer el menor ruido posible. Suavemente cruzaron una gran puerta y entraron a un raro cuarto. Éste estaba bastante vacío, con una que otra basura en el suelo. Pero lo raro, lo que le daba curiosidad a Nueve y a Quince era ese extraño ojo en la pared. Sin embargo, si se descuidaban, podían despertar a ese monstro dormido en el suelo, que no dejaba de roncar.
-¿Qué hacemos aquí?- Le susurró Quince a Diecinueve.
-Tenemos que llegar a ese botón- Le respondió, señalando el botón que estaba delante del ojo. Antes de que Quince le pudiera contestar, él corrió silenciosamente, obligando a Quince y a Nueve a seguirlo. Dando un salto, lograron posicionarse delante del botón, que fue presionado por diecinueve. El ojo de la pared comenzó a abrirse, dejándoles ver lo que parecía ser una habitación llena de zapatos.
-¿Qué es esta cosa?- Preguntó Nueve con más fuerza.
-Es algo así como... cámaras. Hay muchas en este lugar. Esto nos ayudará a encontrar a Veinte- Dijo Diecinueve, que presionó el botón de nuevo. El ojo se cerró y volvió a abrirse, esta vez mostrando una habitación llena de agua, con un televisor nadando en ella. Diecinueve presionó de nuevo. El ojo les mostró una sala distinta, ahora una llena de libros y un piano gigante completamente destrozado- Demonios, Veinte. ¿Dónde rayos estás?- El ojo cambió de cuarto, y ahora decidió mostrarles lo que parecía ser un montón de chicos durmiendo plácidamente en camas gigantes.
-Mírenlos- Dijo Quince, algo desanimado. Pero no fue respondido. Diecinueve pasó a la siguiente vista, cuando casi dio un grito del susto.
-¡Chicos, miren!- Diecinueve, Nueve y Quince se quedaron con la boca abierta al verlos. Los siete chicos caminando, en busca de sus amigos. Trece, Dieciséis, Once, Ocho, Diez, Catorce, Diecisiete.
-¿Qué están haciendo?- Preguntó Nueve pasmada.
-Deben estarnos buscando- Le contestó Diecinueve, mientras se puso las manos en la cabeza- ¿En qué están pensando? Es demasiado peligroso-
-Rezaré para que no les suceda nada... Bueno, siguiente- Nueve apretó rápidamente el botón, para que finalmente les enseñara lo que buscaban. Veinte se veía bastante preocupado, y se veía que estaba en un gran aprieto. El monstro saltaba desesperadamente, tratando de alcanzarlo, y Veinte se sostenía desde la cima del gran armario.
-¡Veinte!- Gritó Quince, cuando Nueve le tapó la boca, recordando que había una gran bestia detrás de ellos. Voltearon por encima de sus hombros; el monstro seguía dormido. Dieron un suspiro de alivio y regresaron la mirada.
-Maldición. Veinte, tú puedes- Se dijo Diecinueve.
El monstro cada vez podía saltar más alto, y pronto podría llegar a alcanzarlo. Veinte miró a su alrededor para ver qué le podía servir, pero no parecía haber nada útil; Hasta que una idea le llegó a la cabeza. Saltó detrás del mueble, y con su cuerpo a la mitad de la pared y el armario. Estirando con fuerza sus piernas, hizo que éste cayera y aplastara al monstro, llenando el piso de sangre con la que, al caer al suelo, Veinte se manchó.
El ruido fue demasiado fuerte, y eso lo supieron ellos tres, que se dieron la vuelta rápidamente, viendo al monstro ahí, de pie. Pero éste no se veía como cualquier otro. Su forma, su altura, inclusive su olor era diferente. El monstro los señaló a los tres con el dedo, y, de una forma de lo más repugnante, su cuerpo se empezó a deshacer y a soltar un gran ejercito de larvas que se empezaron a dirigir hacia los tres chicos. Diecinueve miró a sus dos amigos:
-¡Corran!
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Little Nightmares - Hunger
AdventureEl chico recordaba poco o nada sobre su pasado, pero eso allí no le servía. Las fauces; El lugar de donde nadie volvía, en donde pisar allí era pisar en el mismísimo infierno, donde él viviría sus pequeñas pesadillas. Esta historia tiene varias ref...