Siete, ocho, nueve. El chico miraba el salón vacío, mientras pensaba en aquellos niños que lo habían salvado. Veinte había olvidado desde mucho tiempo lo que era poder confiar en otros niños. Los gnomos no eran crueles, no se peleaban por los alimentos ni te traicionaban. Los humanos sí, y es bastante normal. Pero ellos no parecían malas personas. Al contrario. Le habían salvado la vida de aquel monstro. Estaba confundido, pero ahora tenía dos opciones: Seguir solo con su camino. Lucharía para salvarse a sí mismo y sería su propio jefe. O bien, quedarse junto a otros. La opción correcta parecía bastante obvia. Estando solo batallaría más para conseguir comida, agua, ni si quiera un refugio para dormir. Y todo eso estaba detrás de él, eso, junto con la compañía de otros chicos.
-Hey, tú- Escuchó detrás de él. Volteó su cabeza. Allí estaba. El chico que lo había ayudado. Ese que lo esperó al final de la escalera. Ahí estaba él- Es peligroso estar aquí- Dijo, mientras se sentaba a su lado- ¿Te sientes bien? No has dicho nada en todo el día- Dijo, pero sabía que no le respondería- Sabes, el monstro que te persiguió lo llamamos Pietro. Ese nombre lo eligió mi amiga. A él le gusta perseguir a los que nos escapamos, y siempre trata de cazarnos, pero este lugar es muy alto para él. Puede durar horas saltando, tratando de llega hasta este lugar, pero siempre termina rindiéndose. ¿No te parece gracioso? - Veinte seguía callado- El problema es que ya nos ha olfateado a todos. No es muy fácil esconderse cuando te busca- El chico se cansó de ver cómo el invitado parecía tratar de ignorar a todos. Con su mano tomó el mentón de veinte y lo hizo mirarlo a los ojos- Niño, sé que esto es nuevo. Y nadie se adapta a esto en un día, pero puedes confiarme que este lugar es lo mejor. Aquí siempre se da una segunda oportunidad... siempre- Rápidamente lo soltó al notar que el chico estaba temblando- Oh, lo lamento. Sabes, no me he presentado. Soy quince. Es un placer. Yo fui encerrado con mi hermana hace varios meses. Los dos vivimos mucho tiempo escondiéndonos y robando comida, hasta que ella fue encontrada por uno de los chefs. Después encontré este lugar y... estoy mejor de lo que nunca he estado- Quince se levantó y tomó a veinte de su mano, jalándolo hasta llegar al refugio. Con su dedo señaló una chica- Ella es diecisiete. Llegó aquí creyendo que era un refugio para niños. Nadie cura una infección mejor que ella- Luego señaló a otro chico- Él es diecinueve. Fue víctima del conserje. Estuvo encerrado por dos días en un capullo de tela, hasta que lo encontramos. Hace los mejores platillos que puedas imaginar- Después señaló a Nueve- Ella es nueve. Junto a mí, se encarga de salir a conseguir lo necesario para vivir. Ése con quién está hablando es trece. Es un buen tipo, aunque ayer parece que te asustó bastante. Pero no todos estamos aquí. Éramos un grupo bastante más grande, pero nos separamos. Uno, dieciocho, cinco, siete, doce. No hemos sabido nada de ellos. Pero todo está bien, pues...- Quince fue interrumpido. Había dos infiltrados en el refugio. Sus nombres eran mano izquierda y mano derecha. El hombre con largos brazos había llegado, pues su agudo oído pudo escuchar a dos chicos hablando, lo que lo llevó hasta allí.
Quince, en busca de evitar que se llevaran a veinte, lo empujó fuertemente, logrando que él se salvara. Pero a costa de eso, una de las manos logró atraparlo y comenzó a jalarlo hasta la salida, mientras todos corrían tras él.
-¡Maldición, maldición, maldición, maldición!- Repetía él, mientras trataba desesperadamente de soltarse. Fue inútil. El conserje logró sacarlo. Los chicos llegaron al final del camino, donde pudieron ver cómo quince estaba siendo capturado por el monstro gigante.
-Oh, quince. No puede ser- Dijo once.
-Esto es malo. Muy, muy malo- Agregó diez- ¿Qué haremos?
-Nada. No haremos nada. Es muy tarde- Dijo diecisiete. Todos la voltearon a ver-
-¿Cómo dices?- Preguntó nueve.
-Es muy tarde para él. No podemos hacer nada- Se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso al refugio, pero se detuvo cuando Nueve le habló.
-N-no, no digas eso-
Diecisiete se dio la vuelta.
-Lo lamento, nueve. Pero es la verdad. Nadie ha podido escapar de las manos del conserje-
-Eso es mentira. Diecinueve sigue aquí-
-Esa vez tuvimos suerte. De verdad, lo hemos perdido, nueve-
-T-te demostraré que estas equivocada. Yo iré a salvarlo. Lo traeré de vuelta-
Trece le dijo, preocupado:
-¿Estás loca? ¡Eso sería un suicidio! -
-Sí, puede que esté loca. Por eso pienso en ir tras él- Nueve se puso frente a la escalera. Pero pensó un segundo en qué le pasaría si iba sola...- ¿A-alguien quiere acompañarme?-
Todos negaron con la cabeza, salvo por veinte, que lo hizo demasiado tarde. Nueve lo tomó del brazo.
-Perfecto. Veinte vendrá conmigo-
Un pequeño gnomo llegó corriendo al escuchar todo el escándalo. Dando un salto, tomó la espalda de veinte. Nueve, que no pensó muy bien, saltó junto a veinte de la abertura.
-Quince, vamos por ti-
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Little Nightmares - Hunger
AventureEl chico recordaba poco o nada sobre su pasado, pero eso allí no le servía. Las fauces; El lugar de donde nadie volvía, en donde pisar allí era pisar en el mismísimo infierno, donde él viviría sus pequeñas pesadillas. Esta historia tiene varias ref...