[Años atrás]
Dicen que en el mundo hay dos tipos de personas.
Uno es el que acepta lo que es; enfrenta a todos con orgullo por quien es, de dónde es, como viste, cómo es.
Y el otro...
El otro es el que escucha, el que escucha quién tiene que ser; el que acepta que si quiere ser alguien, debe convertirse en una copia, quien si quiere ser aceptado...
Debe ser como los demás.
No tiene sentido para ti quizá, es una absurda repetición para ti quizá, pero es lo que pocos entienden, es lo que pocos entienden diferenciar.
Si te juzgan, duele. Y no quieres que te duela más. Así que la solución de este segundo tipo, es tomar una máscara, y fingir.
"Te gusta el cabello largo, pero ellos lo jugarían.
¡Así que mantén tu cabellera corta!".
"Te gustan los pantalones brillantes, pero eso no te haría muy masculino en este lugar.
¡Usa jeans, que tengan rotos y sean incómodos!
Esa es la moda, y si no quieres ser juzgado por ser diferente, debes adaptarte a ella".
La aceptación es difícil de conseguir, y si la consigues, no será para siempre.
Hablarán, hablará.
"Recuerda que te duele ser juzgado,
sigue usando la máscara".
Agung era el segundo tipo.
Llegar a la escuela como estudiante extranjero debería haber sido agradable, pero no lo fue.
Los demás se burlaban de su acento raro debido a que su idioma nativo —obviamente— es otro, del cómo se vestía, de su nombre, de su apellido, del color de su piel, y hasta del país de donde vino.
No había nada en él... de lo que no se rieran.
Sin embargo, las risas pronto pasaron a otro nivel, y este nivel casi lo mató.
Había sido difícil el ocultar los moretones a la mujer que escapó y desesperante trataba de darle una buena vida, había sido difícil mentirle a su propia madre.
Y esa fue su primera máscara:
Sonrisa, "Estoy bien".
Es efectiva.
Pero la máscara no permanece, ella suele caer.
No podía demostrarle a su madre que habían escapado de un infierno para llegar a otro.
No, y no.
Así que hizo lo que mejor podía...
Hacer todo por el bienestar de la mujer que le dio la vida.
Y para el bienestar de la mujer que le dio la vida, era él quien tenía que estar bien.
Por eso, aplicó lo que había escuchado:
"Si no puedes contra ellos, unételes".
Primero cambió su peinado,
luego su vestimenta,
pronto su personalidad.
Si la gente se reía porque a veces se le escapaban las palabras de su idioma nativo, él los golpearía en la nariz, y los haría sangrar.
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Ángel, el Demonio © +21
Teen Fiction❝El dolor, se transforma en odio. El odio, creará locura... creará monstruos❞. En un mundo lleno de basura (humanos), la inocencia es destruida y retorcida cruelmente para crear víctimas que no pueden salir del oscuro hoyo que les atormenta; y...