26 - Familia

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Lo único que podía hacer, era tratar de evitar que Manuel saliera de la casa.

    No era cosa fácil.

    Él no lo hacía fácil. Quería ver quién era aquel hombre con el que llegó su adorada hermana menor.

     Así que, de un momento a otro, la empujó, provocando que ella cayera al suelo con brusquedad.

     —¿¡Quién es ese, Karoline!? —cuestionó enojado, al notar que el auto lujoso negro se alejó.

     La aludida se tambaleó un poco.

      —M-me hizo un favor, él...

      —¡Otra vez entregando el culo a cualquiera que se te cruce!

      —¡No! —gritó, negando con la cabeza, realmente decepcionada del que piense así de ella—. Sólo... ¡Sólo me trajo a casa, no-

     Su mejilla ardió por el impacto de una abrupta cachetada. Por una esquina de sus labios secos, un hilo de sangre comenzó a salir.

       —¡Eres una maldita zorra! —le espetó, demostrando en su mirada que realmente lo creía así—. ¡Qué dirían papá y mamá de...

      —¡No soy una zorra! —exclamó—.¡Te haces ideas erróneas en tu-

      Nuevo impacto, nuevo ardor, nuevas lágrimas.

      El nudo en su garganta parecía querer asfixiarla, y por un momento, deseó que sucediera.

      —¡Yo, rompiéndome el puto lomo trabajando y tú... TÚ, aprovechando que no estoy para usar la maldita casa de motel!

      —¡No es así!

      Él no la estaba escuchando.
   
      —Si llegaba más tarde, los encontraría follando —comentó, asintiendo—. ¿O me lo vas a negar?

      Ella se levantó; un costado de su cuerpo doliendo.

     —¿Adónde vas? —inquirió siguiéndole. Sus pasos firmes y rápidos tras Karoline.

      —¡Déjame en paz! —Aceleró, sin mirar atrás. Sabía que nada le molestaba más a Manuel, que ser ignorado, lo sabía. Pero, no quería tener que verlo a la cara.

      A pesar de todas sus mierdas, era su hermano. No tenía a nadie más.

      Y era consciente, de que lo que él hacía estaba mal, pero...

      Todo por la familia, ¿no?

     —¡Ábreme la puerta!

      Y él...

     —¡Karoline, que abras la jodida puerta!

     Era la única familia...

     —¡Karoline, te di una puta orden!

     Que ella tenía.

⚙️

     Abrió sus ojos; estos rojos e hinchados se mantenían.

     Se había quedado dormida, apoyada en la pared, sentada en el suelo, llorando en silencio. Manuel ya no tocaba con insistencia la puerta. Quizá... se habría cansado, y como muchas veces, se encerró en su habitación propia.

     Mientras se levantaba, sujetó el área lastimada, y caminó hacia su cama. Se recostó en esta pronto con cuidado, y bajó los párpados.

Ángel, el Demonio © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora