33 - Escuchar, sentir

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Los ojos de la única mujer en el lugar, estaban sumamente abiertos, puestos en quien... es su jefe.

     —¿Quién mierda es este, Karoline? —le inquirió su hermano sin mirarle, pero ella no podía responder.

     Realmente no podía.

     No podía.

     Ante la falta de respuesta, Manuel se giró, para poner su mirada furiosa en ella.

      —Te estoy preguntando —El tono de voz amenazante—... quién mierda es, Karoline.

      La susodicha tragó saliva.

      Con los labios temblorosos contestó:

      —E-es mi jefe.

     La expresión del hombre que era su hermano se tornó sombría. Los puños de este se apretaron, al igual que sus labios.

     —Tu jefe, tu jefe—repitió—. Tu jefe. TU jefe —Un aplauso, luego otro, otro y otro—. Este es un nuevo recordatorio: Ni a trabajar puedes ir, ¡porque entonces te conviertes en la sucia perra de-

    —Basta, por favor —pidió Karoline en un susurro, mientras que sus ojos se mantenían rojos por las incipientes lágrimas—. Bast-

    Ambos se giraron hacia Ángel, cuando este, al servirse casualmente una bebida, chocó, sin querer, el cristal con la botella costosa.

     Él sonrió.

     —Lo siento —dijo, terminando de servirse y levantando de la copa al aire, como si se tratase de algún brindis y no se encontrasen en el caos—. Pueden continuar —Luego miró a Karoline y, bajando un poco la voz, incluso cuando sabía que el otro podía escucharle, preguntó—: ¿Crees que falta mucho para que finalice la práctica del show de —Él parecía pensativo en cuanto buscar cómo llamarle—... payaso? Soy un hombre ocupado, Korban. Ya tengo que irme.

     Una vena saltó en la frente del mayor, y su cara entera enrojeció.

    —¿Payaso? —cuestionó—. ¿"Korban"? —Posó sus ojos en la menor, buscando una explicación—. ¿Qué mierda es "Korban"?

    —"Korban" es... —comenzó a decir Ángel, pero lamentablemente le interrumpieron.

    —Sal de mi maldita casa ahora —Sus dientes apretados—. Karoline no volverá a esa puta empresa, jamás.

     El jefe de la empresa miró a la mencionada momentáneamente, para de nuevo fijarse en el hombre que irradiaba la ira y, parecía que estallaría en cualquier momento.

      —¿Quién dice?

      —Lo digo yo, bastardo —le contestó, apretando los puños.

      Obtuvo una sonrisa de parte del más joven.

      —¿Quién eras?

     Entonces la explosión...

     Manuel se le abalanzó, como un toro enojado lo haría. Karoline corrió hacia él, y lo sujetó, lo sujetó con fuerza, mientras que hacía un pobre intento por no dejarle ir.

    —¡Vete! —le gritó ella, tratando de mantener el agarre en su hermano, que se removía, y la lastimaba—. ¡Tienes que irte, vete!

     Pero su fuerza no era nada, al parecer.

     Fue movida a un lado, en realidad golpeada, como si se tratara un insecto molesto.

    Cayó al suelo...

    Cayó al suelo, cerca, demasiado cerca de las escaleras.

    Ella no se movió más después del brusco impacto en su cabeza.

     Ella no se movió.

     No se movió más.

     La sangre prontamente fue visible.

     No era poca.

     No lo era.

     A pesar de ello, Karoline sentía, escuchaba, y trataba de abrir los ojos. El pozo de la inconsciencia la estaba ahogando, no podía moverse, y muy poco lograba escuchar.

     Además de un agudo pitido...

     Era mejor... poco que nada, ¿cierto?

     Escuchó los gritos de su hermano, el cómo la culpó por entrometerse, por ser una idiota, por ser una idiota débil que se hirió por un 'golpecito'.

     —¡Karoline, despierta! ¡Despierta ahora! ¡Ahora!

    Sintió la brusquedad, la brusquedad con la cual fue movida, sacudida, como una muñeca de trapo.

     —¡Karoline, Karoline!

     —Suéltala.

    El hombre hizo caso omiso.

     —¡Karoline —Sintió la humedad, la humedad; gotitas caían en su rostro. La voz de Manuel estaba quebrada—, no puedes morirte, no puedes, no puedes morirte porque eres mía!

     Escuchó pasos acercándose, seguidamente una risa.

     Alguien se burlaba de su hermano.

     Alguien se burlaba.

     Antes de que la oscuridad, la inconsciencia la reclamara, escuchó el impacto, un impacto duro. Y sintió el cuerpo pesado de un hombre medio caer sobre ella.

     Karoline no escuchó, ni sintió... nada más.




😔

Perdón por la tardanza, y la pobreza del capítulo. No fue mi madrugada más creativa :(

Los amo❤️

—Lu

Ángel, el Demonio © +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora