Capítulo 56: Preparativos de guerra (parte 2)

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Las siguientes dos semanas estuvieron plagadas de días grises, casi sin rastro del humor y la alegría que la ciudad rebosaba durante sus fiestas. El rumor sobre guerra ya se había convertido en conocimiento popular. Aquellos que podían permitírselo, cogieron todas sus pertenencias y se encaminaron al puerto con el único objetivo de comprar un pasaje en un barco que los sacase de allí antes de que llegasen los Fauces. Pocas veces hubo tanta concurrencia en la zona portuaria, y menos veces aún se venderán tantos pasajes como aquellos días.

Los menos adinerados tuvieron que optar por huir a pie. Al principio, era una opción bastante válida, pero eso fue hasta que se pudieron ver los primeros grupos de avanzada de los mercenarios. Algunos Fauces, desgajados y adelantados al grueso de sus tropas, servían como exploradores y grupos de guerrilla, que se dedicaban a atacar a los civiles, forzando a Tiransis a destinar buena parte de sus soldados en tareas de escolta.

Aquella mañana, Caju observaba la misma escena que había estado observando desde hacía tres días. Tal como había jurado antes del baile, Estrik retó a Rena en cuanto tuvo una oportunidad. Al principio, la pelirroja rehusó, pero tal fue la insistencia del marashi, unido a sus provocaciones, que ella aceptó.

La derrota del marashi fue completa el primer día. Daba igual como atacase, la fuerza que pusiera en sus golpes o las fintas y trucos que utilizase, Rena siempre se adelantaba y lograba derribarle con precisos golpes de su lanza. En el segundo día, Estrik logró esquivar algún ataque, pero hasta ahí llegaba.

Aquel día no estaba siendo muy diferente. La habilidad natural de Rena era tal que hacía parecer a Estrik un novato, lo que estaba poniendo de los nervios al espadachín.

-Te lo advertí-dijo el ladrón, sentado a una distancia prudente de ellos.

-Cierra la boca-masculló Estrik antes de escupir algo de sangre.

El joven se levantó, notando dolor en todo su cuerpo. Al ver que no se rendía, Rena volvió a ponerse en guardia. Estrik se lanzó al ataque con verdadera intención homicida. Si no hubieran estado usando armas de madera, Caju habría temido seriamente por la salud de ambos.

El espadachín fingió que iría con un ataque desde arriba, agachándose en el último segundo y realizando un amplio tajo que tenía como objetivo dañar las rodillas de su amiga. Pensó que con una maniobra tan rápida lograría engañarla, pero se equivocaba. Rena apoyó firmemente su lanza en el suelo y la usó como pértiga para saltar y esquivar el golpe. Acto seguido, y con un ritmo perfecto, pateó la cabeza de Estrik con ambos pies, estrellándole contra el suelo y causándole una ligera conmoción.

-¿Ya has tenido suficiente?-preguntó Rena

El marashi cerró el puño izquierdo con fuerza y rabia. Intentó levantarse, pero lo hizo demasiado rápido y perdió el equilibrio, cayendo de nuevo y sintiendo nauseas. Estrik se quedó sentado en el suelo, procurando mover la cabeza lo menos posible hasta que se le pasase el malestar. Dando el asunto por zanjado, Rena se alejó. Caju se apresuró a seguirla, sabiendo que si trataba de hablar con el espadachín el silencio iba ser la mejor respuesta que podría dedicarle.

-Hoy te ha rozado un par de veces-comentó el ladrón.

-He sido lenta, pero al final ha salido como lo planeaba.

-Y cada día tardas más en derrotarle ¿Eso también lo has planeado o es que se te está poniendo difícil?

Rena se detuvo al escucharle.

-Eres tú quien le ha azuzado contra mí, ¿verdad?

-Yo solo puntualicé que no podía ganarte-dijo el ladrón-Además, ¿no has notado que ya no te hace desplantes o insulta? Está empezando a respetarte.

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