Capítulo 27: Preparativos y accidentes

6 2 0
                                    

-¡Kara, necesito tu ayuda!

La pequeña Seska entró como una tormenta en la enfermería. Tras ella, Ikki no dejaba de chillar y aletear mientras su plumaje parecía prenderse por las puntas de las alas y la cola. La aprendiza estaba a punto de continuar gritando, pero entonces reparó en la presencia de Tsuki.

-La estoy examinando-se apresuró a decir Kara, viendo la confusa expresión de la pequeña-Creo que tiene algo contagioso.

-Si lo tuviera no estarías hablando tan tranquilamente con ella-dijo la aprendiza.

-Tú... Tú eres la niña de aquel día-dijo la sacerdotisa, levantándose-¿El gremio recluta incluso a niños?

-Le damos un hogar a los que lo necesitan-dijo Kara-Pero volviendo a la cuestión ¿Por qué has entrado como si fueras una manada de orcos?

-Se trata de...

A pesar de todo, Seska seguía con los ojos fijos en Tsuki, con clara desconfianza y cierta inquietud. La curandera se levantó y fue hacia la puerta, asegurándose de cerrarla con llave en esa ocasión.

-A ver, listilla-dijo Kara, empujando a la pequeña hacia el interior de la sala-No te voy a decir el por qué, pero puedes confiar en ella, así que habla.

-Se trata de Caju-dijo la pequeña, al cabo de un rato-Ha tenido una pelea con Datz y...

-¡¿Cómo que una pelea?!-exclamó Tsuki-¡¿Se encuentra bien?!

-Cojeaba cuando se iba. He intentado hablar con él, pero ni me ha mirado.

Al verla triste, Ikki se posó sobre el hombro de la pequeña para frotarse contra su mejilla, intentando animarla. La sacerdotisa estaba appp punto de salir corriendo, pero entonces reparó en que su amiga se había asegurado de que no pudiera hacerlo.

-Y mira que le he advertido que debe guardar reposo-dijo Kara, pensando en voz alta-En fin, él sabrá lo que hace.

-¡¿Cómo puedes decir algo así?!-gritó Seska, adelantándose a Tsuki.

-Que os quede muy claro a las dos, no puedo ni pienso obligar a nadie a recibir tratamiento. Si viene por su propio pie, veré lo que tiene, pero lo que no estoy dispuesta es a andar detrás de alguien que, claramente, no se preocupa de su propia seguridad. Ahora, si me disculpáis, tengo que salir un rato.

Antes de marcharse, se preocupó de dejarle muy claro a su amiga que, bajo ninguna circunstancia, debía salir de la enfermería. Cuando la puerta volvió a cerrarse, Tsuki volvió a sentarse sobre la cama, sintiéndose completamente perdida.

-Oye... ¿De qué conoces a Caju?-preguntó Seska al cabo de un rato.

-Es una larga historia.

-¿Podrías contármela? Apenas supe nada desde que nos despedimos en Isbeouth.

-Si, creo que comentó que había conocido a una niña por allí...

La pequeña se sentó en el suelo, con su fiel fénix acurrucado en su regazo, escuchando con atención la historia de Tsuki. La aprendiza guardaba con avidez cada detalle en su mente, disfrutando de todas las aventuras.

-¿Es cierto que os rescató de Teriesaelzen?-preguntó Seska, con los ojos brillantes de expectación.

-El dice que incluso estuvo cara a cara con un Noblús, aunque yo no me creo esa parte-respondió Tsuki, quien se sentía más optimista tras la charla.

-¿Y también le salvaste de ese veneno de cobra? ¡Eres increíble!

-Que va, si fuera tan increíble no estaría aquí atrapada mientras él está herido.

The Last Guardian IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora