Dentro de su coche no me atreví a decir nada.
—Te he traído la maleta —dijo, mirando a través del retrovisor los asientos traseros. Por suerte Ethan ya estaba vestido con su ropa; era más fácil mantener una conversación con él (mi sudadera no ayudó demasiado). — ¿Te llevo a casa de tu madre?
Asentí con la cabeza.
Era increíble que Byron hubiera accedido sin dudar a dejarme su precioso y no amueblado apartamento. El problema era que vivir sola (y todas esas leyendas que habían por el mundo) me asustaba demasiado. Ethan no podía pasar las noches a mi lado, sobre todo porque tenía una hermana pequeña a la que cuidar. La noche anterior, y no muy convencida, pasó las horas junto a Daniel, el mismo que no trabajó en Poom's por ayudar a su compañero de piso.
Prefería mil veces volver con mi madre (una casita que había a las afueras del centro), que volver a estar con mi padre.
Temblé ante el pensamiento que tuve.
Cuando Ethan le pidió a Effie que abandonara su hogar, ella...ella seguramente cogió sus aterciopeladas maletas rosas, y marchó a vivir con mi padre.
¡Maldita sea!
Estaba segura que no le diría nada por el perro que siempre estaba con ella.
Yo llevaba desde los cinco años llorando por tener un canario. ¿Y adivinar quien no tuvo un canario? ¡Yo!
— ¿En qué piensas?
—En el puto perro de la cola rosa —solté de repente.
Vi de reojo una sonrisa fugaz en los labios de él.
— ¿Coco?
Enarqué una ceja.
— ¿Coco? —Repetí. — ¿No es una hembra?
Tampoco había que ser muy inteligente para darse cuenta que el perro era hembra. ¡Vamos! Casi lo gritaba por esa cola tan llamativa.
—No.
La obsesión de Effie había llegado muy lejos.
Ojala que le tocara el pelo a mi padre. Él se merecía un gran cambio de imagen.
—Ya hemos llegado —aparcó el coche delante de la casa. — ¿Te espero aquí?
Negué con la cabeza.
—Te conoce —cerré los ojos un momento. —Mi madre no habrá ido a....
Sólo esperaba que no.
La madre de Byron (estando casada) conocía Poom's.
—No, Freya, tu madre no ha pisado Poom's —respiré tranquila. — ¿Por qué?
Era libre, así que podía haberse divertido.
A veces era injusta con ellos; tomaron una decisión, divorciarse. Pero seguían actuando como un matrimonio recién casado cada vez que se veían.
— ¿Tengo que contarle lo de Effie y mi padre?
—Enana, ese no es tu problema —acomodó sus manos sobre mis mejillas. —John sabrá que hacer. Por cierto—intentó cambiar de tema—el chico de antes. ¿Es amigo tuyo?
Chasqueé los dedos.
Troy era esa clase de chicos que con el tiempo terminabas por olvidarte de lo sexy y guapo que llegaba a ser.
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¡Mi vecino es stripper!
HumorFreya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejados del centro de la ciudad parecía ser la cosa más aburrida para a una adolescente...pero todo cambia...