Capítulo 2.

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-E-Ethan...-tartamudeé.

Quedó a mi altura, dandome cuenta que sus rasgos faciales seguían tan atractivos como siempre. En África soñé muchas veces con él, hasta como era capaz de decirme te quiero sin dudar. ¡Maldición! Ese recuerdo me hizo revivir el momento que más odié; Ethan evitando confesar si realmente sentía algo por mí.

Pero en vez de reclamarle, mis dedos se aferraron en el abrigo que llevaba, y mis ojos se posaron en los suyos. Eran tan azules, que ni siquiera se podía añorar ver el mar al mirarlo a él.

Con una sonrisa graciosa, empujó mi frente con su dedo.

-No has sido capaz de llamarme una sola vez -bajó el tono de voz. Agradecía que mis padres siguieran hablando. -Te he enviado cientos de mensajes durante estos cinco meses. Y, la pequeña y torpe Freya, no ha sido capaz de responder a ninguno.

-Estaba ocupada -mentí, por no decir que me deshice del teléfono móvil. No quería tartamudear, pero Ethan seguía poniéndome muy nerviosa. -Muy ocupada.

Una carcajada fue melodía celestial en mis oídos.

- ¿En Kenya no habían strippers?

¿Estaba jugando?

- ¿Por qué no te vas? - ¿Fui capaz de decirlo en voz alta?

- ¿Tanto me odias?

No podía odiarlo. Incluso cuando ni siquiera oí un te quiero saliendo de sus carnosos labios.

En África me mentalicé, que lo mejor para mí, era enamorarme de un chico de mi edad, y como mínimo, que tuviéramos cosas en común.

-Deja de responderme con preguntas, Ethan -dije su nombre, sin ningún nudo en la garganta de por medio. -Soy capaz de gritar y decir que estás intentando tocarme un pecho.

Él enarcó una ceja.

Y en un rápido movimiento, hizo lo que dije.

Su mano arropó uno de mis pechos por encima de toda la ropa que llevaba.

-Grita. He echado tanto de menos tu voz -apreté los dedos. Estaba claro que intentaba jugar conmigo. - Nunca me habías dicho que tenías una madre tan guapa. Como tú no me haces caso...

« ¡Te odio, imbécil!»

-Ni se te ocurra...-le señalé con el dedo.

Rió una vez más.

-Estúpida -dijo divertido. -Te digo que te he echado de menos, y tú te limitas a pensar en mil formas de como matarme.

-Mil y una formas -corregí.

-Yo solo pienso en una -rozó su nariz con la mía-, y es como conquistar tu corazón. Ésta noche, en Poom's.

«No. No»

-No acepto un no por respuesta -me leyó la mente. -La navidad en Poom's, es una gran aventura. Arriésgate, y sé valiente, pequeña Freya.

-Ya no soy pequeña -solté entre dientes. -Tengo dieciocho años.

Ethan tocó delicadamente mi mejilla antes de levantarse del suelo.

-Ahora nadie me detendrá para estar contigo -me guiñó un ojo.

¿Qué significaba eso?

¿Qué alguien le impedía estar conmigo?

¿O era su forma de decirme que no fue capaz de decirme te quiero porque tenía diecisiete años?


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¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora