- ¡No! -Sacudió la cabeza, moviendo las dos pequeñas coletas rubias que recogían su cabello. -Esos no me gustan. Mamá pone de los otros.
Ethan siguió rebuscando en la despensa, en busca de los cereales de colores. Sacó una y otra caja, y parecía que los froot loops no tenían intención de salir. Llenó el tazón rosa con leche, y con una sonrisa graciosa le sacó la lengua burlándose de la pequeña.
-No hay. Los crunch también están buenos.
La pequeña que estaba sentada en el taburete continuo del mío, apartó su supuesta cena con un rostro triste, casi intentando derramar alguna lágrima para dar algo de pena.
-Pero no son de colores.
Estaba muy nerviosa; esa conversación parecía que nunca acabaría. Ethan se agachó detrás de la barra americana en busca de los cereales perdidos, y yo me tensé bajo la azulada mirada de la niña rubia. Incluso la forma en la que enarcaba la ceja llegaba a recordarme a él.
Misma mirada; gestos idénticos; mal genio; y a los dos les gustaba ese festival de cereales de colores.
- ¿Tú quién eres? -Preguntó, apuntándome con la cuchara.
La madre de Byron dejó de darme miedo...para que una niña de seis años me intimidara.
Tragué saliva antes de responder.
-Freya.
Ella agrandó los ojos.
- ¿Qué Freya? ¡Ethan! -Golpeó sus puñitos. - ¿Quién es Freya?
Ethan se levantó, agitando la caja de cereales que tanto quería la niña. Se inclinó hacia delante para depositar un beso en la coronilla de su cabeza, y entre abrió los labios para responderle.
Pero fui más rápida.
-Soy la vecina -apunté la puerta de la entrada. -Vivo en el apartamento de enfrente. Soy una amiga de tu...De tu...
¿Qué era Ethan para ella?
- ¿De mi hermano? -Sentí un gran alivio al saber que eran familia. De ahí el mismo color ojos claros como el cielo; sonrisa perfecta; y a los dos se le arrugaba la nariz al reír. - ¿Y Effie?
-Effie está en casa de sus padres -dijo Ethan. -Quédate ahí. Tengo que hablar con Freya. Estamos junto a la ventana, no te preocupes.
Él pasó por mi lado, y con el brazo rodeando mi cintura, me levantó del taburete para alejarnos de la pequeña. Ni siquiera sabía su nombre. Salvo que era una Evans más.
Quedamos uno delante del otro, mirándonos casi sin pestañear. La atenta mirada de su hermana seguía cada paso tonto que dábamos. Sostenía la cuchara entre sus labios, y giraba bruscamente el cuello sin darse cuenta que podía hacerse daño.
-Soy consciente de que nuestra relación...-se tomó un tiempo antes de seguir hablando. -Necesito que me ayudes, Freya.
Mis hombros se relajaron.
- ¿Qué sucede?
- ¿Recuerdas que te dije que económicamente mi familia no estaba en su mejor momento? -Asentí con la cabeza. Ethan era quien pagaba sus estudios. -La suerte ha llamado a la puerta. Mi madre ha encontrado trabajo. El problema es que durante un mes tengo que cuidar a Marjorie -la miramos. -No puedo quedarme con ella por las noches. Poom's.
Susurró lo último.
Daniel no podía ayudarlo.
- ¿Y Effie? ¿No se puede quedar con ella?
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¡Mi vecino es stripper!
HumorFreya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejados del centro de la ciudad parecía ser la cosa más aburrida para a una adolescente...pero todo cambia...