Capítulo 23.

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Inmediatamente, una vez que terminó de leer el mensaje de texto, bajé la cabeza avergonzada. La primera que no entendió nada, fui yo. Y era algo que no podía demostrar, ya que el mensaje llegó a mi teléfono móvil. Había estado horas evitando leer cualquier estupidez que me hubiera enviado Troy, pero Ethan se cansó del sonido (sonido que solo provocaba el aparato al vibrar). Tiré de la sabana. Estaba más nerviosa. El silencio me incomodaba, y el chico que estaba delante de mí, no era capaz de decir nada.

Busqué algo de valor.

—No es lo que parece...—comencé.

Ethan me interrumpió.

Empezó a reír descaradamente; a alborotarme el cabello gracioso. Besó mi mejilla y volvió a tumbarme en la cama.

— ¿Q-Qué? —No entendía nada.

Miré esos claros ojos.

—Ginger se ha equivocado. Al final del mensaje pone —cerró los ojos, como recordando las últimas palabras. —Te quiero, Byron. Siempre tuya...la chica que te devoraría.

Mis hombros se relejaron.

Era como haberse quitado varios kilos de encima. Esa culpabilidad... de pensar que Troy estaba detrás de ese mensaje, me volvió loca. ¿Por qué? Porque me veía con él después de clase sin decirle nada a Ethan.

Reí nerviosa.

Tenía que disimular un poco mejor.

— ¿G-Ginger? —No quería tartamudear. —Ja-Ja. Siempre taaan graciosa. Vamos a dormir.

— ¿En quién habías pensando?

Alcé el rostro del escondite (la curva de su cuello).

—En nadie.

— ¿Segura?

Asentí con la cabeza.

—Tienes un mensaje más. ¿Lo sabes, cierto? — ¿Otro? «Otro no, por favor.» —Si quieres...

— ¡Ethan! —No quería alzar la voz. Pero lo hice. —Estoy cansada. Mañana tengo la comida "familiar" con Effie y mi padre. Y tú...tú estás ansioso por mirar mi teléfono móvil —le di la espalda. Cerré los ojos esperando que la psicología inversa funcionara. —Lee lo que tú quieras. Pero a mí —él se movió de la cama—déjame dormir.

Pasaron unos segundos.

Unos largos segundos que en cualquier momento se convertirían en minutos.

—Tienes razón, enana —besó mi mejilla. Rodeó mi cintura con su brazo, y pegó su pecho a mi espalda. —Mañana te espera un gran día.

¿Gran día?

Sí, quería hacer las paces con Effie.

Pero no estaba tan loca.

¿Effie mi madrastra?

¡Demonios! Eso era una navidad rosa.

—Acompáñame.

— ¿Qué? —Ahora quien estaba nervioso, era él.

—Ven conmigo. Tú conoces mejor que yo a Effie. No sé porque...pero he pensado que ella sería capaz de decirle a mi padre que quien está manoseando a su pequeña —aguanté las ganas de reír—eres tú.

Sus dedos temblaron sobre mi vientre.

Y es que Ethan, a pesar de todo, admiraba a mi padre. Lo quería tanto como yo. Así que lo mejor era callar que estábamos juntos. Pero cualquier día (y esperaba que uno cercano) mi novio tenía que ser capaz de decirle que estábamos juntos y enamorados.

¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora