Capítulo 10.

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— ¡Freya! Ya estoy en casa.

Cuando escuché la voz de mi padre me froté las manos maliciosamente –parecía que había salido de una película de gánsters, donde la víctima era la novia de Ethan, y yo estaba a punto de deshacerme de ella.

Di unos saltitos con una sonrisa de oreja a oreja, dejando que mi cabello volara por encima de los hombros. Golpeé el suelo con las viejas converse que solía llevar, y salté para darle un abrazo a mi supuesto medico favorito. Mi padre.

—  Hola papá —le cogí el maletín—.Que pronto has llegado.

—  No me gusta esa sonrisa —empujó delicadamente mi mejilla con su dedo. En un intento de ser gracioso, la risa le falló cuando se dio cuenta que no estábamos solos. —Estabas castigada. Eso incluye nada de amigas.

Ja. La novia de Ethan no era mi amiga, era el estorbo que habían dejado en mi hogar.

—  Es la novia de nuestro vecino —extendí el brazo hacia atrás hasta llamar la atención de Effie. —Él es mi padre.

La chica jugueteó con su rubia-rosada melena, y con la amabilidad que se presentó junto al stripper, le tendió la mano para presentarse.

—  Señor, soy Effie —estrechó la mano. —No sabía que Freya tuviera un padre tan joven.

Pestañeé por la estupidez que acababa de decir, e incluso bufé y dejé que mi flequillo cayera en más de una ocasión en mis ojos.

Y entendí toda aquella amabilidad; era un clon de Ethan; ambos eran falsos.

Reí como una loca estúpida, rompiendo el momento tan agradable que estaban teniendo. Mi padre se pasó la mano por su oscuro  casi ya canosos cabello corto, dejando a la luz que realmente se mantenía en forma incluso cuando rondaba los cincuenta.

Primero Ethan, y después parecía que Effie se uniría al grupo; destrozar el perfecto mundo de Freya.

— El novio de Effie ha tenido que salir a trabajar. Él me ha dicho que pase tiempo con ella —golpeé el suelo de nuevo, haciéndome la víctima—, pero estoy castigada —saqué morritos dando pena. —No puedo hacer nada.

Mi padre pareció pensárselo mucho.

Levantarme el castigo, o no.

— ¿Estás castigada? Si se te ve una chica muy buena.

— Y lo soy —fingí sonreír como lo hacían las bratz de los dibujos animados. —Papá, todos cometemos errores.

—  Tu error fue grande, Freya. ¿Cuántas veces te he dicho que le puede pasar a una adolescente?

Aparté bruscamente a Effie, quedándome delante de mi padre.

—  Era el cumpleaños de Ginger, papá. Solo se nos pasó la hora, pero estoy bien.

— ¿No hubieron drogas? —negué con la cabeza. — ¿Alcohol?

—  Tampoco. Y mucho menos embarazo —reí cuando me alcé la camiseta dejando bien claro que mi vientre estaba plano.

— ¿A dónde iréis?

Miré a Effie antes de responderle.

—  Ella no conoce mucho este lugar. Tomaremos unos granizados en el parque, y volveremos antes de las diez —giré para buscar la aprobación de ella—. Solo si tú quieres.

— ¡Estoy encantada! —gritó con euforia. E incluso aferró sus brazos alrededor de mi cuello. —Hace tiempo que no tengo una mejor amiga.

¿Una qué?

¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora