12 HORAS SIN ETHAN
Por muy ridículo que sonara, a mis diecisiete años seguía conservando una hucha de cerdito llena de dinero –que supuestamente había ahorrado durante años, y años. Parecía que el momento llegó, y tenía que romper esa cosa contra el suelo de mi habitación.
Levanté lo más alto posible los brazos, y con toda la motivación del mundo, la tiré hasta hacerla añicos. Trozos de barro orneado salpicaron por la alfombra y sobre mi cama. La gran sorpresa fue...
— ¡No! —Grité una y otra vez. —Tiene que ser una broma. No puede ser.
Los acelerados pasos de mi padre llegaron al mismo lugar donde me quedé arrodillada. Él parecía el mismo de siempre, salvo que en ese momento odiaba con todas sus fuerzas a Ethan.
— ¿Qué haces, cariño?
Buena pregunta, papá —Pensé.
No respondí. Seguía furiosa con él.
Aunque mi padre si estaba charlatán.
—Ginger está ahí afuera. ¿Quieres que entre? Puedo decirle que lo mejor es que pase más tarde por casa...—calló al verme levantada.
—No, dile que entre. La estaba esperando.
Apreté los ojos esperando a que alguna lágrima saliera de mis ojos para ablandar su duro corazón. Él enarcó una ceja, dándose cuenta que intentaba llamar su atención.
Me ignoró.
— ¡Gracias, papá! Conseguirás que me traumatice de por vida.
La puerta se cerró, y volví una vez más a acomodarme en el suelo. Unas cuantas monedas quedaron en la palma de mi mano, y solo una risa me obligó a alzar la cabeza.
— ¿Se supone que con eso vas a pagar a un abogado para que defienda al stripper? —Ginger empezó a reír. —Ahí no hay ni diez dólares.
—Lo sé. Lo sé —el maldito cerdo ya había sido destrozado anteriormente, y no me acordaba. Seguramente gasté el dinero en esas malditas habichuelas que me vendieron en la feria, y caí al igual que Jack. De ahí no creció nada. Maldito lado infantil. — ¿Qué hago? Ni siquiera puedo estar encerrada en el armario llorando.
— ¿Sigues con ese trauma? —Asentí con la cabeza. — ¡Maldita sea, Freya! Narnia no existe.
—No lo sabemos. ¿Qué cuatro niños desaparecieron en el fondo de un armario no es para estar asustada? Yo lo estaría.
—El príncipe Caspian estaba muy bueno —rió. —Tanta magia para nada, porque en ningún momento salió sin camiseta.
— ¿Dejamos de hablar de Narnia, por favor? Ethan está en la cárcel.
Se cruzó de brazos.
—Por la culpa de esa loca.
Sí. La madre de Byron estaba chiflada.
Destrozó mis bonitos dientes, y ahora tenía que llevar fundas.
—Si al menos pudiera pagar a un sicario para matarla...la cosa cambiaría —era la mejor idea que había pasado por mi cabeza. —Pero son muy caros.
—A lo mejor si le enseñas una teta, te hace un descuento —Ginger me golpeó en la espalda. — ¡Un momento! Que aún no han crecido.
No era el momento de risas.
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¡Mi vecino es stripper!
HumorFreya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejados del centro de la ciudad parecía ser la cosa más aburrida para a una adolescente...pero todo cambia...