Capítulo 3.

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A la mañana siguiente amanecí con los ojos aún abiertos; no dormí en ningún momento. Rodé varias veces por la cama, y con el dedo apuntando a la ventana (casi como lo hacía E.T) maldije una y otra vez a Ethan. Él era el culpable de todo; que lo odiara, y que siguiera enamorada a la vez.

Si pensaba que perdería el tiempo en ir a verlo a Poom's, es que no me conocía muy bien. Era hora de que él se arrastrara un poco, y más cuando se suponía que le gustaba.

Perezosamente estiré las piernas, y cuando mis calcetines no infantiles tocaron la alfombra, bostecé tranquilamente. Hasta que la puerta de mi habitación se abrió.

-Cierra la boca o te entrarán moscas-ella siempre era tan amable y cariñosa conmigo.

Tiró el bolso a un lado.

-Ginger, yo también me alegro de verte -solté entre dientes.

Con una enorme sonrisa, saltó para tirarse a mis brazos y abrazarme con esa poca fuerza que se tenía por la mañana. Aunque ella...parecía que guardaba energía para todo.

-No puedo respirar...

- ¡Eres una gran puta! -reía. -Llevas meses sin aparecer por clase. Ahora no me puedo meter con nadie si tú no estás ahí para regañarme. ¡Vuelve!

Tiré de su cabeza hacia atrás y la miré a los ojos.

-Está bien, está bien -le devolví la sonrisa. -No pienso irme a ningún sitio más. Terminaré el instituto, y después la dos iremos a una gran universidad.

- ¿Siempre juntas? -Preguntó, mostrándome el meñique.

Apreté el mío con el suyo.

-Siempre amigas -debí no decir eso, porque de nuevo sus brazos presionaron en mi cuello. -Oye, ¿por qué tienes el pelo más largo que yo? No sé...pero teníamos una apuesta.

Ginger se llevó las manos a la cabeza. No por la sorpresa, sino vacilando de su preciosa melena recién ondulada.

- ¿Te has tirado a Ethan?

Cogí aire.

Ese era un gran momento.

-Dos veces -dije, enarcando una ceja y enseñándole dos dedos.

A ver, los chicos vacilaban con quien se acostaban... ¿por qué nosotras no?

- ¡Jodeeeeeeeer! -no me acostumbraba a sus gritos.

Tapé los labios de Ginger con la palma de mi mano, evitando por el bien de la humanidad algún grito más. Los pasos de mi padre pasaron por delante de mi habitación, hasta se detuvo para comprobar que estaba pasando.

Al sentir la lengua de mi amiga chupando mi piel, bajé el brazo.

-Qué asco -me limpié en su camiseta. - ¿Qué haces aquí tan temprano? Estamos en vacaciones de navidad. Pensaba que marcharías con tus padres a México.

Cruzó las piernas, acomodándose en la cama.

-Han pasado. Prefieren ir en verano -sacó el teléfono móvil-Dicen que es mejor tomar ahora ponche de huevo antes que hincharse a tequilas. Además, así puedo pasar más tiempo con mi novio.

¿Había dicho novio?

Yo marché a África, y ella no tenía novio.

- ¿Qué...

De repente el teléfono móvil descansó en mi mano. En la pantalla, estaba la imagen de su supuesto novio; un chico de cabello rubio, sonreía con los ojos bien abiertos. Sus ojos claros eran hermosos; azules como el mar; y sus dientes imperfectos no eran molestos, más bien graciosos con el aparato dental de colores.

¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora