Los golpes siguieron resonando en la puerta de la entrada. Aquel chico no se daba por vencido, y más cuando le cerré la puerta sin decir nada. Sentí como mis mejillas ardían, como el tono de mi piel cambió en segundos. Me asusté, y todo porque lo vi desnudo.
No era mi culpa, el culpable era él.
— ¿Q-qué q-quieres? —tartamudeé como una estúpida.
El corazón cada vez me iba más rápido.
Por un tiempo pensé que él no me escuchó, pero lo hizo. Estaba convencida que había pegado sus labios a la puerta para que el sonido de su voz terminara llegando antes a mis oídos.
— Presentarme —soltó una risa que a cualquier chica le gustaría oír. —Mi nombre es Ethan, encantado.
Silencio.
— Igualmente —dije muy rápido.
— ¿No vas a decirme tu nombre?
Alcé mis hombros pensando que me vería, pero no podía hacerlo. Así que respondí.
— Freya.
— Bonito nombre.
Me entraron ganas de reír. Era tan directo al igual que mentiroso.
— ¿Me dejas entrar?
— ¡No! —al parecer estaba loco. —Tengo cosas que hacer... ¡Adiós!
— Espera —siguió en el mismo sitio. En el pasillo de la planta hablando solo y mirando a una puerta cerrada. — ¿Puedo preguntarte que hacías en la ventana?
Si seguía preguntándome estupideces estaba convencida que moriría. Vivir con mi padre era todo un reto, pero no sabía que tendría sus raras consecuencias, como por ejemplo soportar a un nudista como vecino.
Estaba siendo amable, pero a la vez muy testarudo. No quería hablar con él, deseaba que Ethan desapareciera. Cerré los ojos, así que cansada de tener los labios cerrados respondí.
— Solo contemplaba la noche.
Ethan volvió a reír.
— Estabas vigilándome —me lo imaginé con una sonrisa traviesa. — ¿Te gusta lo que has visto?
— ¿¡Qué!? —grité alterada.
— Digo... ¿Si te gusta lo que has vist...
Lo había entendido perfectamente.
— Por supuesto que no —gruñí. — ¿Qué pregunta tan estúpida es esa?
— Una cualquiera —jugó con el pomo de la puerta. —Así que te gusta observar a los hombres cuando están desnudos.
— ¡No! — ¿estaba loco o a qué estaba jugando?
Él solo sabía reír descaradamente, burlándose de mí.
— ¡Márchate o llamaré a la policía!
— Pensé que nos llevaríamos bien —estaba fatal de la cabeza. — ¿Crees que nos volveremos a ver?
Negué con la cabeza incluso cuando Ethan no podía verme.
— ¿Es qué eres sordo? ¡Vete!
— Lo haré, pero prométeme algo... —seguía con un juego que no seguí. —La próxima vez que me observes cuando esté desnudo...no te sonrojes, el calor que desprende tu cuerpo sería capaz de encender un bosque entero.
Y con su maldita risa salió del pasillo para subirse al ascensor que lo llevaría a su casa.
¡Estúpido Ethan!, se había dado cuenta que mis ojos lo observaron por un largo rato.
¿Qué pasaría después? Ni siquiera estaba preparada para encontrármelo por el edificio. No quería salir, y solo quedaban unas horas para que mi padre me enseñara los alrededores. ¿Volvería a ver al vecino nudista?
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¡Mi vecino es stripper!
HumorFreya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejados del centro de la ciudad parecía ser la cosa más aburrida para a una adolescente...pero todo cambia...