Estaba bloqueada delante de los dos. Solo me encontraba observando la escena; Ethan apretando el cuello de Byron, sin darse cuenta que le estaba haciendo daño. Mis brazos cayeron a cada lado de mi cuerpo, inmóvil ante el miedo que estaba sufriendo. Cuando de repente no aguanté más, y casi me abalancé sobre él.
Golpeé el fuerte brazo de Ethan, y con un grito le pedí que le soltara.
Sus ojos se quedaron fijos en los míos, por fin había reaccionado.
— ¿Qué haces? —fui capaz de no tartamudear.
Lentamente y con la cabeza bajada, liberó los dedos del cuello del chico de mantenimiento. Nervioso miró por encima del hombro, buscando otro lugar donde mirar antes que perderse en los labios que lo estaban atacando.
— ¿¡Te has vuelto loco!? —grité, ya que no me importaba que él se lo tomara mal. —Él no te ha hecho nada —tiré del débil cuerpo de Byron. —Cada día me sorprendes más, Ethan.
— Freya —gruñó entre dientes. —Te lo advertí —señaló al chico que tenía al lado con el dedo—. Nada de meterte mano, o yo mismo me encargaría...
Lo interrumpí.
— ¿De qué te encargarías? ¿¡Eh!? Respóndeme.
No entendía porque estaba furiosa con él. O básicamente estaba cansada de su comportamiento machista.
Ethan bajó la cabeza.
— No tienes ningún derecho a nada. No eres nadie para mí —volví a reencontrarme con sus ojos azules, que estaban apagados ante mis palabras de acusación. —Es mi cita.
— ¿Cita? —preguntaron los dos a la vez.
— Sí, mi cita —cogí la mano de Byron, el cual temblaba de miedo. No solo porque un desconocido casi lo deja sin respiración, también que la chica a la que ayudó se había vuelto completamente loca. —Cumple con tu promesa.
Quería perderlo de vista.
— No voy a dejarte sola...—siguió insistiendo.
Caminé hacia delante, dejando a Byron detrás de mí pero con nuestros dedos unidos. Ladeé la cabeza, y con una sonrisa le respondí:
— ¿Es que acaso quieres mirar? —alcé las cejas divertida. —¿Te gustaría ver como lo beso?
Mi vecino tragó saliva. Su mandíbula se apretó, y volvió a mirar al chico con ira.
— Te he hecho una pregunta, Ethan.
— No —dijo con un tono agresivo.
— Entonces vete —señalé la puerta. —No te necesito. Gracias por el viaje.
Vi como toda la agresividad que recorría el cuerpo del stripper, quedaba marcada en la palma de su mano. Sus cortas uñas quedaron en su piel, dejando pequeñas rayas que tardarían en esfumarse.
— Te pasaré a recoger a las ocho.
POV ETHAN
Y antes de que ella se negara, cerré la puerta con todas mis fuerzas. Ni siquiera comprendía porque mis orejas ardían. Estaba tan nervioso, que yo mismo me hubiera encargado de que ese chico (tanto desconocido para mí al igual que para ella) no se hubiera acercado más a Freya.
ESTÁS LEYENDO
¡Mi vecino es stripper!
HumorFreya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejados del centro de la ciudad parecía ser la cosa más aburrida para a una adolescente...pero todo cambia...