Capítulo IX

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Es sábado por la mañana; me encuentro en mi habitación, analizando lo de ayer.

Me invitó a tomar café, y no puedo decir que no. Bueno sí puedo, pero no quiero. ¡Ay!

¡Es confuso!

Sé muy bien que no tengo ningún tipo de obligación con él, y no tengo que ir si no quiero. Pero soy curiosa (muy curiosa, mejor dicho) y pues iré a ese lugar y me tomaré ese café. Actuaré como la persona normal y madura que soy. Veré esto como una segunda oportunidad para demostrar que soy alguien menos molesta, aunque en todo caso él es un idiota, o eso me dejó claro cuando lo "conocí."

¡Ay!. Debo buscar qué ponerme.

Le podría pedir ayuda a Laura, pero no; este es asunto mío. Y no sé porqué me preocupo tanto, solo es un tonto café, con un apuesto chico que tuvo la gentileza de invitarme, no es como si fuera a conocer al Príncipe Harry, por Dios.

Pero debo ir presentable, algo casual, que no se note que me esforcé, ya saben; no quiero que piense que me interesa impresionarlo de algún modo. Porque no es así, lo aseguro.

***
El reloj marca las 3:45 pm. Ya lista para salir me miro al espejo una última vez.

No me veo tan mal; estos jeans me quedan bastantes ajustados, pero vale la pena el sacrificio.

Llevo puesto una blusa holgada tipo agua lluvia de color rosa pastel, unos jeans ajustados y unos converses blancos bajitos, mi cabello está suelto en delgados rizos secos gracias a mi rizadora de pelo que no me abandona.

***
Al llegar a la dichosa cafetería, observo por todo el lugar y no veo a este chico por ningún lado. "De seguro me jugó una broma, una de muy mal gusto."

Doy media vuelta y me dirijo a la salida cuando de pronto me lo encuentro de frente:

—Eloy, te esforzaste.

¡Demonios!

—Claro que no, solo vine casual. —digo muy segura.

—Sí, cómo no. —dice y sonríe.

Y Dios, es la primera vez que lo veo sonreír de ese modo, tan genuinamente, lo juro. Y es hermosa la forma en que lo hace.

Nos sentamos en una mesa para dos, y hablo:

—¿Y para qué me trajiste aquí?. —empiezo.

—Para tomar café.

¡Mierda!. Eso sonó como alguna chica desesperada; yo solo preguntaba. "Es un intento fallido por tratar de ser directa."

—Claro, para qué otra cosa sería. —digo y sonrío cínicamente.

Pedimos el café y nos quedamos en completo silencio, hasta que habla.

—¿Por qué tus padres te pusieron Eloy?

—Porque sí. —digo rápidamente.

—¿Y qué significa?. —insiste él.

—Significa "el elegido" lo cual conlleva a que no me esperaban a mí, sino a un niño. —sonrío.

—¡Vaya! —dice él, sorprendido.

—Verás, los médicos les dijeron a mis padres que su bebé era un varón, ellos se guiaron de eso y compraron muchísimas cosas para bebé; la gran mayoría con el nombre de Eloy impregnado, y pues, cuando nací y fui una niña, decidieron llamarme así. —digo con un gesto de mínima importancia.

—Desde antes de nacer ya eras arisca. —dice y me toca la frente con un suave golpecito.

—Oye, no digas eso; me he portado bien. —digo como si fuera una niña regañada.

—Eres muy hermosa. —suelta él de la nada.

—Supongo que gracias. —respondo con un poco de tímidez.

—Bueno, ya debo irme; gracias por haber aceptado venir. —dice él, honestamente.

—No acepté; no me dejaste opción. ¿Recuerdas? —río

—Espero que hayas logrado tener una mejor impresión sobre mí que aquella vez. —dice con una sonrisa ladeada.

—Lo mismo digo. ¿Amigos?—le extiendo mi mano.

Toma mi mano y me hala hacia él, depositando un beso en mi mejilla.

—Amigos. —dice y se va.

¿Qué diablos fue eso?

"Maldito Fuck Boy."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora