Me encuentro en la cafetería; lugar en donde ocurrieron los acontecimientos más importantes del año, nadie se calla con la pelea de ayer, y no quiero saber lo que se comenta de mí. Pero bueno, vengo aquí a estudiar, no a desmentir rumores sobre mi persona.
Mis ojos están fijos en una revista que sostengo en mis manos, mientras leo cautelosamente.
Poco tiempo después, mi lectura es interrumpida por una voz varonil y firme que se dirige a mí.
—¿Por qué tan sola, nena? —habla él, subo la vista hacia él y sonrío.
—Seguramente porque mi única amiga está muy enojada conmigo, porque cierta persona se fue a los golpes con su primo.—digo volviendo la vista a la dirección ya mencionada.
—¿Qué ves ahí? —pregunta al sentarse.
—Leo un artículo sobre el matrimonio. —sonrío irónicamente —Está muy interesante, por cierto.
—Vaya; no pierdes tiempo, Eloy.—dice el muy idiota.
—El artículo se llama "La realidad del matrimonio."—hablo con seriedad, viéndolo directamente los ojos —¿Crees que me interesaría en el tema a menos que no fuera así el artículo?
—Por favor, todas las mujeres sueñan con un príncipe para casarse y tener hijos; es el anhelo de toda chica.—se siente vencedor tras decir eso.
—Pues no soy como todas las mujeres; yo no sueño con un patético príncipe con quien casarme, mucho menos para tener hijos. "El matrimonio" no es más que una falsa, las personas se casan y se juran amor, felicidad y prosperidad por la eternidad; cuando en realidad no es, ni será así nunca.—suelto muy segura de lo que digo.
—¿Acaso ya estuviste casada? —habla con gran asombro.
—Claro que no.—me río—Acabas de admitir que estoy en lo correcto, por cierto.
—Te iba a proponer matrimonio, de hecho. Por suerte ya conocí tu postura acerca del tema.—ironiza.
—Yo no pienso casarme para fingir ser feliz.—niego con la cabeza —Para eso las personas se casan; para mostrarle al mundo que todo es color de rosas en su matrimonio, que cada aniversario es una bendición, cuando en realidad es una tortura a la cual se someten por el qué dirán los demás. Yo no estoy dispuesta a participar de tal desfachatez.
—Wao, mis respetos, señorita.—hace un ademán como si se dirigiese a alguna autoridad—Eres firme con tu postura acerca de cualquier tema. La mayoría lo sabe, pero pero prefieren ser parte de "tal desfachatez."
—En eso tienes toda la razón, Naím.—digo, poniéndome de pie—Nos vemos, debo ir a la oficina del director antes que inicie la clase.
—¿Por qué?—se preocupa él—¿Es por lo ayer?
—Ay, que lindo.—río—No, no es por eso, tranquilo.
—¿Segura?—insiste—¿Entonces por qué?
—A ti qué te importa.—le digo con arrogancia—son cosas personales.
—Todo lo tuyo me importa, Eloy.—dice, viéndome con una expresión seria.
—¿Ah, sí?—me acerco más a él para susurrarle al oído—No te diré, querido.
—¡Auch!—hace una mueca de dolor—Eres cruel.
—Te veo después de clases, en el club de lectura. No llegues tarde.—le apunto con el dedo índice, en señal de advertencia.
Dicho eso, me dirijo por el pasillo que da a la oficina del director. Toco la puerta y entro.
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"Maldito Fuck Boy."
Teen FictionTodo era perfecto e impecable. Mi vida era maravillosa; sin fiestas, sin alcohol y sin chicos. Todo estaba bajo control. Pero... ¿Pueden tus emociones llegar a ser más fuertes que tú misma? ¿Podrían salirse de control sin que tú puedas hacer nada p...