Capítulo XIX

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Pasé una noche fatal.

Así resumiría que no pude dormir gracias a la borrachera, y encima me atacaron los malditos cólicos.

La cabeza me daba vueltas y mi estómago ardía en llamas. Sin mencionar que no podía estar de ninguna forma gracias a ese terrible dolor menstrual.

Ni siquiera puedo levantarme de la cama; hoy no iré a clases, y así es mejor. No quiero que vean la resaca que traigo, además no tengo ganas de ver a Naím después de lo de anoche.

Y no me refiero al beso; ese asunto no me avergüenza tanto como el hecho de haber dicho que quería bailar pegadito con él.

Por Dios, me odio.

Si no hubiera sido por aquel hipo tan oportuno, quién sabe qué babosada hubiera dicho.

Yo y mi gran bocota.

***

¿Por qué tiene que doler tanto?

Si Eva no hubiera pecado, yo no estaría sufriendo de este modo.

Aunque en ningún pasaje de la Biblia hable sobre el castigo divino que es menstrual, yo sé muy bien que la culpa es de Eva. Porque se supone que los cólicos son similares a los dolores de parto; por lo tanto pertenece al castigo que ganó esta última tras haber pecado.

¡Ay!

Moriré aquí sola, lejos de casa, de papá y mamá, con apenas 18 años.

¿Por qué?

¡No me quiero morir!

Dejaré una nota que diga:

"No resistí tanto dolor y terminé muriendo."

Pd: Yo no quería morir. ¿Por qué?

Bueno mejor dejo el drama.

Pero en serio, siento que voy a morir.

Por suerte me llegó cuando ya estaba en casa, pero no me gusta sufrir de este modo.

¡Ay!

No puedo estar quieta en ninguna parte, ando en pijama de short y franela. Me gusta la comodidad en estos días.

Son las 10:30 am y solo me he quejado de tanto dolor, ni siquiera he desayunado.

Me acomodo en el sofá y me pongo a mirar el techo <hace cuánto no limpio ahí arriba> veo telas de araña alrededor del abanico de techo; así se quedará, no tengo tiempo para eso ahora, además me siento incapaz justo ahora.

Mi celular suena, lo tomo rápidamente y veo en la pantalla que es Laura.

—Eloy querida. ¿Quién ha muerto que no has venido a clases hoy?—pregunta con tono serio.

—Yo próximamente.—contesto lo más cortante posible.

—Tienes la regla. ¿Cierto?

—Alabado sea el Señor.—digo con ironía.

—¿Y por eso no viniste a clases?—cuestiona ella.

—No me sentía con ánimo para ir a clases, eso es todo. —miento, porque en realidad no fui por la tremenda resaca que tengo.

—Debo decirte algo Eloy.—cambia de tema, gracias al cielo.

—Habla pronto.

—El otro día hablé con Emir y quedamos en que nos íbamos a conocer más a fondo, para ver qué surge.—dice con un tono de decepción—Todo iba bien hasta que compartió un recuerdo con su exnovia.

&quot;Maldito Fuck Boy.&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora