Ha pasado un mes desde que empecé a salir con Naím, y la verdad, la he pasado de maravilla; él es tan hermoso, tierno y cariñoso.
Sé que antes dije que no podría estar en una relación con nadie, debido a mi exquisita agenda de la joven y agetreada vida que tenía, pero desde entonces, tantas cosas cambiaron, no solo en mi rara y estúpida agenda, sino que también, cambió mi forma de pensar y de actuar. Antes no me atrevía a salir de mi zona de confort, ni por un segundo, luego apareció un arrogante pelinegro, con una sonrisa deslumbrante y el cabello desordenado, y ya no supe cómo mantener todo en su lugar.
Fue entonces cuando noté que no servía de nada estar siempre controlando lo incontrolable, no tenía porqué guardarme las ganas de vivir el ahora, sin miedo y sin una sola pizca de arrepentimiento. Desde que Naím apareció en mi vida, ya no supe cómo decir "no" o más bien, no supe cómo decirle no a él, porque por más dura que quisiera parecer, en el fondo me moría de ganas por decir que sí a todo, a todo lo que tuviera que ver con Naím.
Porque a pesar de que no lo conocía muy bien que digamos, sentía la necesidad de conocer más sobre él, y averiguar por mí misma, si era el típico fuck boy de sonrisa atrapa chicas, o si era la clase de chico con el cual desearías pasar navidad o cualquier época del año.
—¡Eloy!—grita Laura, sacándome de mis pensamientos y acercándose a mi lugar en la cafetería—Llegaste temprano, niña.
—Desde que Naím pasa por mí para venir a la universidad, llego temprano, querida.—levanto mis cejas y sonrío.
—Cierto, ¿Y dónde está tu chico ideal?—pregunta burlona, yo solo niego con la cabeza.
—Fue por nuestro desayuno.—señalo la cafetería—No tarda, estoy reservando éste lugar; ya sabes cómo se llena todo el lugar, cuando llega el autobús.
—Espera, ¿Acaso él hace las filas por ti?—pregunta sorprendida, asiento con la cabeza y sonrío—Demonios, ese chico en serio está enamorado.
—No seas tonta, Laura. Solo está siendo educado conmigo; no creo que eso tenga nada que ver con estar muy enamorado.
—Tienes razón; Emir no hace esas cosas por mí, y él me adora.—noto cómo se ruboriza, con el simple hecho de hablar de él, y sonrío.
—Laura, qué tal.—dice Naím acercándose a nosotras, con el desayuno en mano.
—Hey, Naím.—saluda ella.
—¿Quieres comer con nosotros?—pregunta el pelinegro.
—Gracias, pero debo irme. Disfruten el desayuno.—se despide ella.
Naím toma asiento frente a mí, empezamos a desayunar sándwiches y jugo de naranja. Le doy una mordida a mi sandwich, cuando Naím saca su celular y me toma una foto. Veo cómo sonríe satisfecho, y pongo mala cara, cruzándome de brazos.
—Elimina esa foto ahora mismo, Naím.—exijo y él solo niega con la cabeza.
—No lo haré, hermosa.—dice, alzando los hombros. Lo miro con desaprobación y hablo.
—Bórrala o...
—¿O qué?—contraataca.
—O no te daré un beso nunca más, Naím.—me hago la dura para conseguir mi objetivo, pero Naím no cede.
—No lo haré; ambos sabemos que no te puedes resistir a mis besos, mujer arisca.—se acerca a mis labios para depositar un beso corto, lo miro entrecerrando los ojos y él solo ríe.
—¡Ay, eres un idiota!—hago puchero como niña pequeña—Te aprovechas de mis debilidades, Naím. No es justo.
—Que seas tan hermosa, eso no es justo.—dice él, y siento mi cara arder, bajo la mirada un poco nerviosa—Me pareces tan tierna, preciosa, que solo pienso en llenarte de besitos esa carita hermosa.
ESTÁS LEYENDO
"Maldito Fuck Boy."
Teen FictionTodo era perfecto e impecable. Mi vida era maravillosa; sin fiestas, sin alcohol y sin chicos. Todo estaba bajo control. Pero... ¿Pueden tus emociones llegar a ser más fuertes que tú misma? ¿Podrían salirse de control sin que tú puedas hacer nada p...