Capítulo XXIX

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Vacaciones de fin de semestre, al fin.

He esperado este momento con ansias, y a pesar de solo serán dos semanas, estoy más que contenta. Al menos podré dormir todo lo que quiera durante este tiempo; las disfrutaré al máximo, ya que se irán volando.

Y cuando hablo de "disfrutarlas," más bien, estoy hablando de aprovecharlas; durmiendo, comiendo todo lo que pueda, leyendo a Paulo Coelho... Sí, últimamente he tenido una fuerte obsesión con los escritos de Coelho, traje todos los libros que me permitieron de la biblioteca, y prometí devolverlos lo antes posible.

En cuanto a Naím, las cosas se tornaron un tanto incómodas, porque a pesar de que me confesó que me amaba aquella noche que fui a su casa, he estado un poco resentida, ya que no dijo una sola palabra cuando su padre me hizo trizas en su cara. Le he puesto miles de pretextos para no salir con él, y por el momento no insistió debido a que el fin del semestre estuvo muy estresante, pero ahora ya no sé si vaya a estar tan calmado con mis estúpidas excusas.

Siempre me he considerado una persona madura y honesta, pero no estoy siendo ninguna de las dos comportándome de tal modo.

¡Ay!

¿Por qué diablos es tan difícil decirle que me molestó que no dijera nada?

¿Y por qué él no adivina qué me pasa?

Claro, no es adivino.

¡Ay, Naím!

***
Tomo una respiración profunda y le marco a Naím. No tengo idea de lo que se supone que diré en cuanto me conteste, solo lo que surja.

—¡Ey, hermosa!—siento mi corazón salirse de mi pecho en el momento que escucho el dulce tono de su voz. Lo he extrañado mucho, sobre todo, extraño bastante nuestras salidas.

—Naím... Perdón por haberte evitado estos días, no me sentí muy cómoda después de lo que pasó en aquella cena. Soy una tonta, por no haber dicho esto antes, lo siento.—suelto agitada, y mi corazón se detiene cuando lo escucho suspirar, desde la otra línea.

—Eloy, hermosa... Perdóname tú a mí, por no haberte preguntado; ignoré por completo cómo te sentías después de esa situación, aquella noche. Soy un mal novio, perdón.—habla con cierto cansancio en su voz.

—No, no eres un mal novio, Naím. Eres el más hermoso, tierno, cariñoso, honesto y educado de todos.—digo honestamente—Tengo al mejor novio del mundo, por eso todas me odian en el campus, porque se mueren por tener a mi Naím, a mi flaco hermoso.

No puedo evitar reír ante lo último, ya que lo dije en tono burlón.

—Eres tan hermosa, mi pequeña psicópata.—dice con intención de molestarme, salvo que Naím no tenía idea de lo mucho que amaba ser su pequeña psicópata—Solo no me llames flaco, hermosa, ¿Sí?

—Pero si estás bien flaco, amorcito.—digo, con tanta naturalidad que no noto lo último que dije.

—¿Soy tu amorcito?—pregunta él, con cierta ternura en su voz.

—Pues... Sí.—contesto con una risita nerviosa.

—Te amo, hermosa.—dice de la nada, y mi corazón se acelera a la velocidad de la luz, coloco mi mano sobre mi pecho para poder controlar mi agitada respiración.

—Yo también te amo, mi Naím hermoso.

[...]

Nunca he sido fan de las parejas que dicen amarse, pues muchos solo dicen te amo porque es algo "normal" entre novios o porque creen que las famosas mariposas en el estómago son sinónimo de estar enamorados, cuando en realidad solo se sienten muy atraídos por esa persona. Y no digo que no puedan llegar a amarse realmente, pero seamos realistas, no puedes "amar" a una persona que lleva cinco minutos de novio contigo.

"Maldito Fuck Boy."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora